En el tenis existen muchas historias. Jugadores que pierden más que ganan, de seguro. Pero ninguna debe ser como la del italiano Enrico Becuzzi (sin ranking), de 47 años. Lleva 26 años sin ganar un partido de singles. En total, acumula 270 derrotas seguidas. Juega torneos de menor categoría: Futuros y algunos Challengers.
Gracias al coronavirus y la paralización del deporte, el italiano lleva más de cinco meses sin perder un partido,
lo que es su racha más prolongada como invicto.
Su último duelo fue en dobles, en Anatolia, Turquía. Junto al turco Emir Sendogan cayeron ante los rusos Panin y Zubrov. Luego de eso, se canceló todo.
Su larga búsqueda de triunfos hasta lo llevó a aparecer en el prestigioso Wall Street Journal, hace 4 años, cuando tenía 43. "La leyenda del retador del tenis", titularon en aquella ocasión.
"Empecé a jugar tarde, a los nueve años, cuando mi papá me regaló una raqueta de madera. Me llevó a un frontón que teníamos en casa para que aprendiera a pegarle a la pelotita. Desde ese momento me enamoré del tenis. Crecí mirando a los cuatro mosqueteros de los años 80: Lendl, McEnroe, Wilander y Connors. Y a un genio: Guillermo Vilas", dijo hace algún tiempo.
"No quiero abandonar. Busco una victoria, solo una"
Enrico Becuzzi
En 1995, Becuzzi jugó su primer partido profesional, en Vandengo, Italia. Perdió por un doble 6-0. Su mejor ranking fue en 2003, siendo 1400 del orbe.
Sin embargo, hubo un duelo en el que estuvo cerca de ganar. "Una vez en el 2003, en un torneo en Sofía, Bulgaria, estuve a punto de ganar mi primer partido. Al otro día estaba entrenando más fuerte. Hasta que tenga fuerzas y ganas lo voy a intentar. No quiero abandonar. Busco una victoria, sólo una, y después me retiro".
Es una historia de voluntad. Su media de juegos ganados son dos games. "No quiero abandonar. Busco una victoria, solo una", admitió.
También reconoció que paga todo desde su bolsillo, que ha estado sin comer por no tener dinero y que ha dormido en lugares "inmundos", según él mismo reconoce. Pero no se arrepiente, porque nada le quita la ilusión.
"Mi saque es muy flojo. Es el gran punto débil. Físicamente estoy a la altura de un jugador medio. Y mentalmente, a veces me siento estupendo dentro de la cancha y en otras totalmente vacío", confiesa sobres sus limitaciones.
Ha jugado más de 250 clasificaciones. Ha enfrentado, incluso, a jugadores como Karen Khachanov (15°) o Guido Andreozzi (ex 70°). Ante el ruso perdió 6-0 y 6-1 y frente al argentino 6-1 y 6-1.
En su carrera solo ha ganado 12 mil dólares. Pero una vez, estuvo cerca de cumplir un sueño. Jugar un Masters 1000. Se inscribió en la fase previa de Shanghai sin demasiadas esperanzas, pero muchos jugadores se bajaron en masa. Así, el italiano logró ingresar a la qualy, pero su visa no llegó a tiempo. No pudo jugar.
En dobles le fue mejor. Incluso llegó a las semis de un Challenger en Caltanissetta con su compatriota Paolo Lorenzi. Hoy, con 47 años, Becuzzi no se ha retirado. Sigue en busca de su sueño.
"Al futuro lo veo con luces y sombras. Pero no dejaré de jugar porque tengo que estar listo para mi gran día. Puede ser cualquiera, y tengo que estar preparado para ese momento", dijo.
