Se han conocido muchos abusos en el mundo de la gimnasia y se siguen sumando denuncias. El último que ha hablado es Nile Wilson, medallista de bronce en los Juegos Olímpicos de Río 2016.
"Los gimnastas son aún, en mi opinión, tratados como trozos de carne. Lo describiría absolutamente como una cultura del abuso, y yo lo viví y respiré durante 20 años", le dijo el inglés a la BBC.
"Es la manipulación emocional, ser empujado por el dolor físico es sin duda algo que yo viví. Yo diría que fui maltratado. Pero queríamos ganar medallas olímpicas, los dirigentes querían ganar medallas olímpicas, los entrenadores querían ganar medallas olímpicas", agregó.
Este año, Wilson tuvo un altercado con un dirigente en su club de Leeds. Hubo una investigación, pero finalmente fue archivada. Él terminó yéndose del club pensando que si seguía insistiendo lo podían sacar de la nómina para los Olímpicos.
"Me dijeron, y lo sentí, que yo era el problema. Tenía la impresión de no ser escuchado, no les importaba. Creo que hay un elemento masivo de control. Nos hacen sentir miedo, o miedo de hablar, expresar nuestras preocupaciones, porque nos tienen en sus manos. Si expreso mi preocupación, eso podría comprometer mi selección para los Juegos Olímpicos. La razón por la que hablo es que mi incidente de este año subraya que hay aún muchas cosas que cambiar en la gimnasia y que eso comienza desde arriba", afirmó.
La gimnasia británica ha tenido varios escándalos este 2020. Amy Tinkler, también medallista en Río, ha criticado a la Federación por la lentitud que ha tenido la investigación por una denuncia de acoso que interpuso. También se conoció la historia de Lisa Mason. La deportista, que participó en Sidney 2000, contó que la hacían apoyarse en las barras hasta que las manos le sangraban y luego le aplicaban alcohol en las heridas como castigo.
