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Fue seleccionado de basquet y podría ser el primer chileno en la NFL: La increíble historia de Sammis Reyes y sus duras vivencias en EE.UU.

Llegó a los 13 años a vivir a Miami. Se las tenía que arreglar solo y con poco dinero.

30 de Enero de 2021 | 13:46 | Redactado por Felipe Santibáñez, Emol
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Instagram Sammis Reyes (@sammisreyes)
Sammis Reyes llegó a Estados Unidos siendo un adolescente chileno de 14 años . Vivía solo en un departamento y exprimía al máximo el poco dinero que le enviaban sus papás. Casi todas las noches, solía caminar hasta una tienda de donuts. Se había hecho amigo del vendedor. Por un dólar le daban todo lo que no se vendía durante el día. No le alcanzaba para comer otra cosa.

De eso ya ha pasado una década. No fue un viaje placentero, el camino ha sido sinuoso. Fue a Estados Unidos con el sueño de entrar a la NBA, sin embargo, el ex seleccionado de basquetbol dio un giro inesperado. Hoy quiere ser el primer atleta nacional en la NFL, la liga de fútbol americano más importante del mundo.


"A la NBA hice todo lo posible para llegar. Estoy súper contento con mi carrera como basquetbolista, pero siento que estoy físicamente hecho para la NFL. Tengo la convicción de que voy a llegar. Hay algo que me lo dice y que me mueve. Tengo la mentalidad. Es algo que nunca nadie ha hecho, sería el primero en la historia en lograr algo como esto", le cuenta a Emol.

Tiene una oportunidad concreta. La NFL lo eligió para formar parte de un programa especialmente diseñado para jugadores que no nacieron ni en Estados Unidos ni en Canadá y que no formaron parte de un elenco universitario. Solo once atletas lucharán por un cupo al deporte rey de los norteamericanos.

Las probabilidades de que lo consiga son bajas. Él y su entorno lo saben. Tiene muchas cosas en contra. Pero habla con mucha tranquilidad, sin denotar ansiedad. Dice que su vida se trata de salir una y otra vez de las zonas de confort, de sumergirse en la incertidumbre y no ahogarse.

El arribo


A los 13 años Reyes fue con la selección sub 15 de basquetbol a un torneo en Texas. Después de un partido, se le acercó un caza talentos y le ofreció la oportunidad de quedarse en Estados Unidos. Fue becado por Wesley Prep de Miami, era el más joven del equipo. Apenas balbuceaba un par de palabras en inglés y no entendía nada en el colegio.


"Tenía que convencer a mi mamá y a mi papá que era lo suficientemente maduro para irme a otro país a vivir solo. Tenía que cocinar todos los días, aprender a lavar mi ropa, convertirme en un hombre a una edad muy temprana. Muchas veces la gente cree que después de llegar a Estados Unidos es fácil. Pero es al revés, una vez que uno llega acá las cosas se ponen difíciles, la historia está recién comenzando. En ese tiempo no hablaba ni una pizca de inglés, tampoco entendía la cultura americana. Es muy diferente. En Chile somos colectivistas, Estados Unidos es un país individualista e hiper competitivo, hay miles que quieren lo mismo que tú", afirma.

Pero la aventura en Wesley Prep no acabó bien. El programa de la preparatoria se vino abajo, sus ex compañeros se fueron a otros colegios y él se quedó solo en el departamento que había sido destinado para el equipo.

Vivió cuatro o cinco meses ahí, también fue de casa en casa durmiendo en el sillón de algún amigo. Sus papás solo le podían enviar 50 dólares al mes. Gastaba 40 en un tarro de proteínas y con el resto compraba donuts o tarros de frijoles que desechaban los supermercados.

En ese tiempo, no tenía teléfono ni computador. Sentía como los vínculos con sus seres queridos se iban difuminando. Pensaba en su abuela, en sus amigos. Una llamada de 20 minutos a Chile le costaba diez dólares. Para él era una fortuna. Las pocas veces que hablaba con sus padres, ocultaba todos los padecimientos que sufría. No quería preocuparlos. Ahora recuerda esa época. Por un momento, el tipo duro deja ver su lado más vulnerable, aunque no se arrepiente.

Entrenando para el gran desafío (Crédito: @sammisreyes}

"Siento que eso creó el carácter que tengo ahora, creó la confianza de que puedo hacer lo que sea . Si pase por eso, sé que tengo las agallas para poder llegar a la NFL, siento que pertenezco ahí porque cuando eres tan chico y tiene que pasar por tanto, eso a uno lo endurece y crea una mentalidad que nada te pueda quitar tu energía", comenta.

Luego de que la preparatoria que lo recibió colapsara, volvió al basquetbol con el equipo viajero Each One Teach One. El nivel que mostró le permitió ir a North Broward High School. Allí se lució, promedió 24,5 puntos por partido y lo escogieron el mejor atleta de la escuela dos años seguidos. Conoció, además, a Nicole Kloter, su pareja hasta el día de hoy. El sueño americano del que escuchaba en las películas comenzaba a tomar forma.

Sin embargo, en su mejor momento vino otro percance. Sufrió la rotura de ligamentos de la rodilla derecha. Tenía 18 años, la edad clave para dar el salto. Por primera vez, sintió miedo. Estuvo doce meses parado y pensó que el sueño de ser basquetbolista había sido destruido.

En ese tiempo, en que las dudas le carcomían la cabeza, comenzó a leer mucho. Uno de sus libros favoritos fue Cómo Piensan los Campeones de Bob Rotella. Asegura que le cambió la vida.

Empezó a entrenar su mente, cambió de hábitos, trataba de identificar errores propios y del resto para aprender. Leía y leía. Afirma que si se quiere cumplir un objetivo, hay que visualizar un plan para lograrlo.

Después de recuperarse de la lesión, la Universidad de Tulane le ofreció una beca y comenzó a jugar basquet en la División I de la NCAA. Enfrentó a varios tipos que actualmente brillan en la NBA.

En la Universidad se matriculó en Business and Managment (Gestión de Negocios). Se levantaba a las cinco de la mañana para un entrenamiento individual, estudiaba entremedio y finalizaba de noche con la práctica del equipo.

En medio de la agotadora vorágine del día a día, recuerda que a veces se sentía un poco raro. Fuera de lugar. "Tulane University es una universidad muy cara, van hijos de padres millonarios. Tenía amigos cuyos padres trabajaban en Wall Street vendiendo acciones, tuve una clase con la hija de Steve Jobs. Contaban sus historias de cómo salían a andar en yate los fines de semana. Eso te hacía ponerte en perspectiva. Yo soy de Maipú, qué estoy haciendo acá", expresa.

Reyes dejó Tulane y se fue a estudiar un máster en la Universidad de Loyola. El siguiente paso era convertirse en basquetbolista profesional. Sin embargo, no pudo entrar a la NBA.

El chileno no quería irse de Estados Unidos a probar suerte en otros países. Le quedaba poco para optar a la residencia definitiva y pensaba que era egoísta pedirle a su novia Nicole que dejara su trabajo en Washington para que lo acompañara.

Estaba en una encrucijada. En ese momento, apareció la opción de la NFL. A comenzar de cero una vez más.


La NFL, un "objetivo improbable"


Hace más de un año, antes del caos de la pandemia, Reyes estuvo en una comida con agentes y ex jugadores de fútbol americano. Habían visto videos de él jugando basquetbol y les gustó. Se sorprendieron con la agilidad que mostraba con sus 198 centímetros de altura y 117 kilos de peso. Le dijeron que tenía la fuerza, la velocidad y el carácter para llegar a la NFL.

El chileno los miró con incredulidad. Solo había jugado fútbol americano en high school. Ni siquiera conocía bien las reglas, pero se animó a probar por una semana.


"Durante esa semana lo hice muy bien y el deporte me llegaba de manera natural. Obviamente había muchas cosas técnicas y tácticas que no sabía. También me llegaron becas de las universidades, sin nunca haber estado un partido de fútbol americano. Eso plantó una semilla en mi cabeza, de que esto era real y posible para mí", manifiesta.

Los agentes que conoció en la cena hicieron un par de llamadas. El programa de la NFL que reclutó a Reyes arranca el 31 de enero. Los atletas se encerrarán hasta el 10 de abril en el complejo deportivo IMG en Florida. El 11 del mismo mes se efectuará el International Combine. Allí los verán reclutadores de todas las franquicias de la liga.

Al menos cuatro de los once seleccionados serán enviados a distintos equipos. Si Reyes logra pasar esa fase, podrá hacer la pretemporada con una escuadra de NFL. Los entrenamientos iniciarán con unos 90 jugadores y terminarán con los 69 que afrontarán la competencia.

Jugando para la selección chilena de basquet (Crédito: @sammisreyes)

Reyes ha tenido que adaptar su cuerpo para soportar choques con "tanques" de hasta 180 kilos. Entrena con rigor espartano diez horas diarias. Jugaría en la posición de tight end (ala cerrada).

Solo dos de 27 jugadores que han pasado por el programa pudieron jugar un partido de NFL. Para Reyes, además, hay otra complicación. Es el único que nunca ha estado en un partido oficial de fútbol americano.

"Sé que es un tema y que los entrenadores van a tener miles de preguntas. Soy el único que no tiene videos jugando, pero si me eligieron a mí es por algo. En algún momento tengo que llegar. Si por cualquier cosa este programa no es el camino, voy a tomar otro, no voy a parar. Entreno unas diez horas al día. Estoy hablando no solo de entrenamiento físico, también hablo de la cantidad de horas que tengo que estudiar. Es un deporte nuevo, si uno quiere aprenderse los detalles requiere mucho tiempo y constancia. Hay muchas posiciones, demasiadas jugadas, entonces estoy todos los días 3 o 4 horas estudiando viendo videos con un entrenador que me ayuda", relata.

Reyes cree que ingresar a la NFL sería como conquistar la luna para un chileno, un terreno absolutamente ajeno y distante. Habla de "un objetivo improbable". Todas las mañanas al despertar, se mira el tatuaje de la muñeca derecha como recordatorio y lee la palabra que se tatuó hace tiempo: "Ambición".

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