Este jueves se cumplieron
tres meses desde que falleció el histórico futbolista argentino,
Diego Armando Maradona.
Entre otros homenajes, el sitio "The Players Tribune", publicó una carta que escribió otro de los futbolistas importantes en la historia del fútbol argentino, Martín Palermo, actual DT de Curicó Unido.
"Todavía no puedo asimilar el hecho de que ya no esté. Pasaron tres meses desde que Diego nos dejó. Cuando escuché la noticia, inmediatamente le mandé un mensaje a un periodista amigo que sabía que era cercano a él. '¿Es verdad?. Me respondió: Sí…. Y en ese momento, uno no… no puede creerlo", comenzó.
"Maradona siempre se recupera, siempre sobrevive. Había pasado tantas veces. Entonces piensas que esta es sólo una más. Le mandé un mensaje a Claudia, su ex mujer, para saber si era cierto. Dijo que sí. Y aún así no lo terminas de creer. Tu mente se rehúsa a aceptarlo", terminó por contar el momento en que se enteró de la noticia.
"Sé que hablo por muchos argentinos cuando digo que todavía me cuesta imaginarme un mundo sin Maradona. Desde que era chico él siempre estuvo presente, intocable. Cuando lo vi en el Mundial de 1986 me di cuenta de lo que significaba para el mundo y de lo que significaba para nosotros. Diego cambió mi percepción de lo que era el fútbol", admitió. Aquel fue el segundo y último Mundial que ganó Argentina.
"En ese Mundial lo vi llevar el fútbol a una dimensión que nunca había pensado que fuera posible. Los goles, la gloria, la pasión. El fútbol era eso. Cuando salimos a festejar el título en la calle, entendí que esta era la mayor expresión de satisfacción, de alegría, que el fútbol podía traer. Y el origen de toda esa emoción era Maradona", comentó.
Ambos compartieron club como jugadores en la temporada 1997-1998 en Boca Juniors. Mientras que para Diego fue el último año en que se le vio defendiendo la camiseta, para Palermo fue el inicio de más de una década en la institución.
"Maradona le pidió al presidente de Boca que me comprara. Era 1997 y ahí tuve el honor de llegar a Boca. Todavía siento que fue una bendición haber podido jugar con él al lado en los últimos meses de su carrera. Obviamente no estaba en su plenitud, pero igual te asombraba. Llegaba al entrenamiento y era como si todo se paralizara", relató.
"Es como esas películas sobre los guerreros. El guerrero pelea contra todo y contra todos, pero no lo hace para él. Lo hace para el bien de los demás. Siempre vi a Maradona de esa manera. Desde lo individual era un artista. Como compañero era un gladiador", concluyó.