Conmebol sorprendió con la rápida elección de Brasil. Sólo unas horas después de la caída de Argentina, el ente rector encontró reemplazante para realizar la Copa América en sólo una sede.
Pero antes de la nueva elección, Argentina se perfilaba como el gran candidato a organizar en solitario el torneo continental.
Incluso, el pasado jueves hubo una reunión entre el Presidente Alberto Fernández y el mandamás del organismo, Alejandro Domínguez. Parecía que sólo faltaban detalles y el anuncio oficial se venía. Pero no fue así.
Argentina pasó de prácticamente tener toda la organización de la Copa América a nada. ¿Qué fue lo que ocurrió? ¿Cómo en cuestión de días, incluso horas, todo se derrumbó?
"La explicación está en los indicadores sanitarios y en las luchas políticas", parte explicando un artículo del diario La Nación.
Las altas cifras de la pandemia fueron un primer factor. La desaprobación de la gente comenzó a dar vueltas en el Gobierno trasandino. "¿Escuelas no y Copa América sí?", fue un mensaje claro de la ciudadanía.
"El domingo se informaron más de 21 mil casos de covid y 348 fallecidos. Además, se conocieron los resultados de las encuestas de imagen y los resultados fueron fatales para el Gobierno: El 70% rechazaba el torneo", detalla Olé.
Las dudas fueron creciendo y la lucha política también.
Precisamente ese fue el otro factor clave. La principal cabeza de la oposición, el ex Presidente Mauricio Macri, aprovechó la situación mostrando su rechazo a la competencia.
"Es medio incoherente. Nos encierran, nos llenan de miedo, nos prohíben hacer millones de cosas razonables y de golpe quieren hacer un campeonato de fútbol. Es difícil seguir la coherencia de este Gobierno", disparó.
El tema ya no era sólo una cuestión de pandemia, también algo político. Y el Gobierno de Fernández comenzó a entender eso. Esas puertas abiertas para la Conmebol poco a poco se fueron cerrando.
"Los funcionarios más importantes que creían posible la Copa América en territorio argentino fueron Matías Lammens (ministro de Turismo y Deporte), Santiago Cafiero (jefe de Gabinete) y Alberto Fernández (presidente). Sin embargo, sabían desde el comienzo de las negociaciones que había resistencia incluso dentro de la coalición gobernante", explican.
El domingo llegó el "día D". Tras varias reuniones, se determinó que el costo político que podía tener el certamen era tremendo. El Gobierno argentino pidió más tiempo para su decisión, pero ya dejaban ver lo que venía.
Por la mañana, la ministra de Salud, Carla Vizzotti, daba la primera pista: "La Copa no estaba confirmada al 100%", decía. Ya durante la tarde, venía la señal más potente.
Wado De Pedro, ministro del Interior, calificó de "muy difícil" que el campeonato se jugara en Argentina. Al poco rato vino el comunicado de la Conmebol confirmado que suelo trasandino ya no era opción.
Argentina, que el viernes asomaba como el más seguro candidato a organizar toda la Copa América, pasó de casi tenerlo todo a quedarse sin nada.
"Se trabajó en escenarios con la Conmebol, pero siempre estaba sujeto a la situación sanitaria. La decisión estuvo determinada no solo por los protocolos sino por la cantidad de casos", dijo en una conferencia de prensa el jefe de Gabinete de Argentina, Santiago Cafiero.
"Con tantos contagios no podíamos llevar adelante una organización de estas características. Argentina tenía un compromiso de organizar esta copa pero la realidad epidemiológica se lo impidió. Esto es así", agregó.
