Tras casi 1.000 días sin competir por una rebelde lesión en la rodilla, el argentino Juan Martín del Potro volvió a jugar y lo hizo en su casa, en el ATP 250 de Buenos Aires.
La "Torre de Tandil" cayó por 6-1 y 6-3 ante su compatriota Federico Delbonis, en un partido que más allá del resultado, fue realmente emotivo y que dio todas las luces de ser más una despedida que un regreso para "Delpo".
"Es un momento que no quería que llegue nunca. No era lo que yo quería. La salud me lleva a tener que tomar una decisión poco convencido. Hice demasiado esfuerzo en estos dos años y medio para poder remontar y cumplir otro milagro. A veces puedo perder y no tengo las fuerzas para salir adelante. Siento un poco eso. Lo di todo", señaló entre lágrimas.
"Cumplí todos mis sueños con el tenis. Lo más difícil es el cariño de la gente. Me llevo todo el amor. Hice toda mi carrera con los mejores tenistas de la historia. Estoy orgulloso de haber aprendido de los mejores, tratando de tener los pies sobre la tierra y ser un ejemplo para los chicos. Dentro y afuera de la cancha traté de dejar una marca. Estoy tranquilo porque seguramente mi último partido fue en la cancha y no en una conferencia de prensa. Lo voy a recordar siempre", declaró.
"Di todo hasta el último punto. Hoy deseo poder dormir sin dolor en la pierna después de dos años. Es lo que voy a tratar de lograr a partir de mañana. Es muy difícil hacer este deporte con las molestias que tengo. Hoy siento que tengo toda la vida por delante. Quiero vivir en paz", cerró.
Además, tras el compromiso, hizo algo muy simbólico y que da aún más luces del retiro: Tomó su vincha (cintillo deportivo) y, mientras caminaba entre aplausos, la dejó colgada de la malla.
Tal como se dice que cuando un futbolista se retira cuelga los botines, ahora "Delpo" colgó la vincha.
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