Katie Taylor ganó un combate memorable ante Amanda Serrano, el más importante de la historia del boxeo femenino. Por el impacto mediático, por el dinero que movió, por el nivel de las dos peleadoras. En el Madison Square Garden la irlandesa se impuso en polémica decisión de los jueces y retuvo todos sus cinturones del peso ligero.
Taylor tiene 35 años. Viene de una familia pobre marcada por el boxeo.
"Mi padre fue boxeador y mis dos hermanos también. Mi madre fue la primera mujer juez de boxeo en Irlanda. Así que siento que estoy manteniendo vivo el espíritu pionero de ella. El boxeo era parte de mi hogar cuando crecía, y el momento en que pisé un gimnasio cuando tenía nueve o 10 años, este deporte se apoderó de mi corazón", expresó.
Sin embargo, no fue nada simple al comienzo. En Irlanda no estaba permitido que las mujeres se dedicasen al boxeo.
Taylor hacía esfuerzos por ocultar su identidad. Incluso se puso un nombre masculino: "Kay Taylor".
"Solía tener el pelo recogido en mi casco y ser conocida como Kay Taylor. Cuando me quité el casco al final de la pelea y se dieron cuenta de que era una niña hubo un gran alboroto. Era la única mujer boxeadora en el país en ese momento así que tenía que fingir que era un niño para entrar en estas competencias", recordó antes del combate con Serrano.
Su padre, Pete, dio dura batalla para que en Irlanda se levantase la prohibición y las mujeres pudiesen boxear. Y lo logró.
El 31 de octubre de 2001 Taylor con 15 años subió al cuadrilátero y enfrentó a Allana Audley en el Estadio Nacional de Dublín. Fue un acontecimiento histórico, la primera pelea entre mujeres en el país. Más que el combate, Taylor recuerda lo incómoda que se sintió con la prensa. Es tímida, no le gusta hablar.
En esa época, Taylor no tenía claro cómo seguir con su vida. Era seleccionada de fútbol de Irlanda. Con 14 años estaba en el equipo Sub 17 y con 15 en el Sub 19. Su entrenadora contó que en los ratos libres en las concentraciones la veía haciendo sombra.
Finalmente, escogió el deporte de los puños. Taylor se convirtió en la fuerza dominante del boxeo amateur. Ganó cinco títulos mundiales de la AIBA, conquistó seis veces el campeonato europeo y en cinco ocasiones se quedó con el oro en los campeonatos de la Unión Europea.
En los Juegos Olímpicos de Londres 2012 ganó la medalla de oro y pasó a ser una de las estrellas deportivas más grandes de Irlanda.
Pero cuatro años después no pudo ganar la medalla nuevamente. En Río perdió en cuartos de final. Fue un 2016 muy difícil. Su padre y preparador Pete, se separó de su madre y la relación con la hija se resquebrajó. Dejaron de entrenar juntos.
Taylor decidió dar el salto al profesionalismo. Se fue a Estados Unidos sin ninguna seguridad y varias de las empresas irlandesas que la patrocinaban le retiraron su apoyo al cambiarse de continente.
Cuando llegó, no conocía a nadie y allá nadie tiene idea quién era ella. Se sentía "desarraigada". "La vida fue bastante dura", dijo. Contactó al célebre promotor Eddie Hearn. Él la recibió, pero tiempo después admitió: "No estaba seguro de que esto tuviera un gran futuro".
Pero calló bocas. Lleva un récord de 21 peleas, todas ganadas. Le gusta el anonimato. Pasa mucho tiempo en la iglesia y en el gimnasio. Los que están cerca de ella dicen que es bastante difícil llegar a conocerla bien.
