Boris Becker fue condenado a dos años y medio de cárcel por ocultar activos y préstamos por un valor de tres millones de euros.
El ex tenista número uno del mundo se quejó hace tiempo de las condiciones en que estaba en la cárcel de Wandsworth, Inglaterra. Primero le respondieron que no estaba en un hotel y luego lo trasladaron a otra prisión, la de Huntercombe, una que da "más oportunidades de salir de sus celdas para trabajar, educarse".
Sin embargo, su llegada tendría molesto a los otros reclusos. Becker tendría privilegios. El trabajo que le asignaron habría sido la gota que rebalsó el vaso.
Según el medio The Sun, el ganador de seis Grand Slam está enseñando ciencias del deporte, una trabajo considerado simple y que habría obtenido por ser quién es.
"Normalmente servirían años antes de conseguir un trabajo como asistente de clase. Se considera un privilegio (ocupar ese cargo). Pero Becker recibió el trabajo a las pocas semanas de ser sentenciado… Hay mucho resentimiento", le dijo una fuente al citado medio de comunicación