Pitazo final. Colo Colo campeón del Torneo Nacional. Silencio prácticamente en todas las tribunas. Solo el grito de los jugadores en campo y el puñado de hinchas que se las arregló para entrar al estadio Francisco Sánchez Rumoroso.
Fue un festejo extraño. Al menos en cancha. El plantel y cuerpo técnico celebraron tras vencer 2-0 a Coquimbo. Pero lo hicieron de manera fugaz. Algunos gritos, abrazos y rápidamente se fueron al vestuario.
Claro, es que
no había entrega de copa ni fanáticos albos para armar una fiesta en el campo. Por ello, el desahogo tuvo lugar en otra zona: El vestuario.
Allí los futbolistas del Cacique dieron rienda suelta a sus emociones. Llegaron corriendo y gritando. Abrazos por montón y canciones para el campeón.
"Porque los jugadores les van a demostrar, que salen a ganar, quieren salir campeón...", "dale campeón, dale campeón", fueron de los tantos cánticos.
El festejo estuvo reservado para jugadores, cuerpo técnico, dirigentes y familiares. Todos coparon el vestuario visitante del Sánchez Rumoroso.
No sólo hubo cánticos alusivos al Cacique, también la fiesta tuvo un parlante para la música. Hubo destapes de champaña y también cervezas para esparcir por todos lados. La alegría era total.
También hubo los tradicionales "baños". Jugadores mojando a otros con cervezas o bidones de agua. Hasta las bebidas hidratantes sirvieron para lanzar de un lado a otro.
Tras las felicitaciones y los abrazos, que se extendieron por largo rato, tocó el turno de
colocarse la camiseta de campeón con el numero 33 en el pecho en alusión a la estrella lograda.
El ánimo estaba a tope. Y así también quedó demostrado cuando dejaron el camarín, pues los festejos se extendieron por los pasillos del estadio. Cánticos, abrazos y mensajes de "somos campeones" y "vamos campeones" se repitieron.
Tampoco faltó el parlante que ya había armado la fiesta en el vestuario. Leonardo Gil fue el encargado de llevarlo. Le tuvieron que pedir que lo parara unos segundos mientras sus compañeros conversaban con la prensa.
Ya luego siguieron las celebraciones en las afueras, antes y después de tomar el bus rumbo al aeropuerto que los llevó de regreso a Santiago. Hasta un puñado de hinchas los despidió del Sánchez Rumoroso para cerrar una jornada llena de alegría para los albos.