Fueron casi cinco horas de recorrido por las calles de Buenos Aires, un trayecto que fue modificado sobre la marcha y que finalmente ni siquiera pudo terminar.
Más de cuatro millones de fanáticos se volcaron a las calles para ver a los campeones mundiales. Todos querían saludar y fotografiar a los jugadores de la selección de Argentina.
Fue tanta la multitud que apenas comenzó la caravana se anunció que no iría al Obelisco. Solo recorrería la capital por las autopistas 25 de mayo y 9 de julio. Allí se volcó el pueblo trasandino.
Pero fue tanta la algarabía, que en definitiva el bus de la caravana no pudo seguir y tuvo que parar su recorrido por la tarde. La molestia se hizo sentir de inmediato por parte de la selección y quien disparó fue el presidente de la AFA, Claudio "Chiqui" Tapia.
"No nos dejan llegar a saludar a toda la gente que estaba en el Obelisco, los mismos organismos de Seguridad que nos escoltaban, no nos permiten avanzar. Mil disculpas en nombre de todos los jugadores Campeones. Una pena", escribió en su cuenta de Twitter.
"Agradecemos a la provincia de Buenos Aires, encabezada por su ministro de seguridad Sergio Berni, que fue el único que acompañó durante toda la recorrida hasta la entrada a la capital sin registrar ningún incidente, permitiendo a los jugadores abrazarse al pueblo argentino", agregó en un segundo mensaje.
Al no poder seguir el bus, varios helicópteros de Prefectura Naval recogieron a los futbolistas en Villa Lugano, barrio situado en el suroeste de la capital argentina, para continuar su itinerario en los cielos, luego de haber avanzado tan solo 14 kilómetros en cuatro horas y media.
Dieron una vuelta olímpica para saludar a la gente y luego emprendieron vuelo de regreso al Predio de Ezeiza, donde se hospeda el plantel.