Nick Kyrgios (27°) es sin duda uno de los personajes más potentes del circuito ATP. Su eximia calidad para jugar al tenis, su irreverencia e incluso sus actitudes dentro o fuera de la cancha lo ponen como uno de los jugadores a seguir en cada torneo.
Ya en 2022 tuvo grandes resultados, como lo fue llegar a la final de Wimbledon y ganar Australia en dobles. Claramente en el último tiempo se le ha visto más enfocado en su carrera.
Pero no siempre fue así. En el documental
"Break point" de Netflix, el propio Kyrgios contó cómo fueron sus peores años en el tenis y qué fue lo que lo hizo cambiar.
"Los primeros cuatro o cinco años de mi carrera fueron muy caóticos. Cuando Hors (su representante Daniel Horsfall) estaba de gira conmigo cuidándome, cuando básicamente solo él me cuidaba, podía ver que mi salud mental disminuía cada semana. Mi vida estaba como fuera de control: bebía todas las noches", dice el australiano en la serie en diálogos que recoge el New York Post.
Horsfall también opina: "Solía tener tu ubicación en mi teléfono y algunas mañanas buscaba físicamente dónde estabas, en qué hotel estabas, en qué casa te hospedabas antes de los torneos, antes de un partido. Eso fue duro".
Kyrgios reflexiona: "Pensé, 'está bien, no puedo seguir haciendo esto. Tengo que ser más amable conmigo mismo'. Por mi salud mental, nunca podría ser uno de esos jugadores que juega todo el año. No pude hacer eso. Valoro demasiado a mi familia y a mis amigos más cercanos como para anteponer el tenis a eso. No creo que sea saludable".
Sobre cómo se está tomando el tenis ahora que consigue mejores resultados, es claro: "Realmente no tengo ninguna expectativa ahora con mis partidos.
Sólo quiero salir a jugar y divertirme, quitarme la presión y luego podemos vivir una vida más normal. Es mucho mejor así, eso seguro".
Su madre también aparece en la serie y habla sobre su hijo. "Siempre estaba enfadado al principio de su carrera, se volvió agresivo (...) Me preocupo por él todos los días porque ha pasado por momentos realmente infelices", disparó.
También aclara que lo que le cambió la vida fue un triunfo contra Rafael Nadal en Wimbledon 2014.
"No sabía lo bueno que era. Cuando tenía 17 años, pensé que tenía un crecimiento acelerado, luego comencé a deslizarme y moverme y las cosas se pusieron bastante serias... 2014, tuve mi gran éxito en Wimbledon y mi vida cambió. Pasé de que nadie supiera quién era a que la gente acampara fuera de mi casa. Ese partido lo cambió todo".
Además, está cerca de definirse como un tenista con doble personalidad: "Pierdo mi mierda por las pequeñas cosas que suceden ahí fuera. Tengo un fusible tan corto. Es casi como un hábito (...) En el fragor de la batalla soy dos personas diferentes. A veces cruzo la línea que es solo mi pasión, esa es solo mi emoción. Millones de personas te miran y no estás jugando lo mejor posible. ¿No estarías frustrado y enojado? Tengo que dejarlo salir".
