Chile está disputando en Colombia el Sudamericano Sub 20 con el anhelo de volver a un Mundial de la categoría. Jaime Bravo observa a los dirigidos por Patricio Ormazábal con atención desde Santiago. Para él, es como hacer un viaje en una máquina del tiempo . Cincuenta y nueve años atrás, también en Colombia, disputó el mismo torneo juvenil.
Bravo se jacta de tener buena memoria. Por su mente, desfilan una retahíla de imágenes y voces que se agolpan una tras otra. En ese sudamericano, alcanzó una marca hasta hoy histórica Es el único futbolista chileno que ha sido goleador del certamen continental. De los seis tantos de la "Roja" en ese campeonato, él hizo cinco. Dos a Paraguay, otros dos a Perú y uno a Colombia.
"Toda la vida actué en forma colectiva, era uno más del equipo, colaboraba en lo que podía y me encuentro con un regalo enorme. Fue premio a que siempre fui solidario. Me tocó a mí, como le pudo haber tocado a cualquier compañero, es una enorme distinción. Fui de bajo perfil toda la vida, no es que sea achicado. Pero nunca me gustó la gente que alardeaba. Creo que los méritos mientras más guardados están mejor es", le comenta a Emol.
En ese Sudamericano de 1964, Chile remató en el cuarto lugar con siete puntos, dos menos que el campeón Uruguay. Bravo piensa que la historia pudo ser otra.
Elías Figueroa era la gran figura del equipo, pero se perdió los últimos dos encuentros y la "Roja" no pudo ganar.
"Elías es un tipo extraordinario como persona, pero no estuvo con nosotros en los últimos dos partidos. En ese momento ya era un monstruo, con 17-18 años, y digo eso porque a mí me tocó enfrentarlo en los entrenamientos, me tocó conocerlo más a fondo. Elías tuvo una lesión en la muñeca por un infantilismo. Nos falló. Los últimos dos partidos, con Colombia y con Venezuela, los empatamos. Si hubiese estado Elías, ganábamos, o a lo mejor no, pero las probabilidades eran muchas", relata Bravo.
El ex goleador revela cómo se produjo la lesión de Figueroa: "El compartía pieza con Jaime Berly, arquero de Clo Colo. Los dos pailones, eran dos cabros chicos. Entonces, el par no encontró nada mejor que agarrar los plumones de la cama y se los tiraban. Después se pusieron en el pecho el plumón y empezaban a pegar combos para ver quién aguantaba mas. Entonces, en una de esas, Jaime Berly saca el plumón y Elías le da el golpe a una cómoda o un ropero, se fracturó ahí. Por eso nos privaron de tenerlo a él los últimos dos partidos. Fue una tontera, un infantilismo, cosas que pasan".
Bravo nació en Santiago y creció en el barrio Vivaceta. Frente a su casa, había un solar donde las "pichangas" se extendían desde la tarde a la medianoche. Allí se ganó el apodo que marcó su vida: "Cambro". "Yo era chico, los grandecitos, cada vez que venía la elección de jugador, me marginaban. Yo alegaba, pataleaba y ya en el colmo de la rabia decía: 'Cambros, queriendo decir cabros, déjenme jugar".
Ya más grande entró en las inferiores de Colo Colo y debutó con el primer equipo en 1964. Estuvo cuatro años en el "Cacique". Compartió con figuras como Francisco "Chamaco" Valdés o Mario "Súper clase" Moreno.
Fue una época dura para los albos, sin títulos. Bravo cuenta que uno de sus peores recuerdos como jugador fue una goleada 9-3 que le propinó el Vasas de Hungría a Colo Colo en un hexagonal de verano disputado en 1967. "Un momento de mierda, en parte por irresponsabilidad de los dirigentes. El Vasas venía de ganarle a todos en Sudamérica y nosotros antes de ese partido no habíamos hecho ni un entrenamiento y nos meten en la cancha. Esos hexagonales dejaban mucha plata", afirma.
Ese recuerdo acre se contrapone con uno de 1965. El 19 de abril de ese año, el Real Madrid de Paco Gento se presentó en el Estadio Nacional para enfrentar a Colo Colo. Los merengues ganaron 4-2, pero Bravo puede presumir de ser el primer chileno en convertirle un gol al coloso español. Hasta hace no mucho tiempo, no tenía idea de ese récord, le contó su yerno. Dice que fue suerte..
Luego de Colo Colo, pasó por O'Higgins, jugó ad honorem en el equipo de la Universidad Técnica del Estado, siguió su carrera en Antofagasta y su último club fue Deportes Aviación, con el que se consagró campeón de la Primera B en 1973. Con solo 29 años ya estaba retirado.
"Los dirigentes eran muy abusadores, no le pagaban a uno. Ya se jugaba con estadios llenos, no perdían nunca los dirigentes, pero a los jugadores siempre llegaban las migajas. Yo me retiré muy joven, nunca me gustó tratar con gente sin vergüenza, que no te respetara, la decisión la tomé rápido y entré a la universidad, me desmotivó absolutamente el fútbol. Ese abuso inescrupuloso de los dirigentes y eran todos intelectuales, todos los clubes estaban llenos de abogados, médicos, pero lo esencial no lo cumplían, dignificar al deportista, a la persona", declara.
Tras el retiro, y obtener su título de profesor de educación física, siguió vinculado al fútbol como director técnico.
Partió dirigiendo a la selección del Canal 7 y después entrenó en las inferiores de Palestino y Colo Colo, labor que alternaba con la conducción de un radio taxi . En el "Cacique" le tocó preparar a varios jugadores que después serían figuras y conocer a José Pekerman, ganador de tres mundiales con la selección juvenil argentina y actual DT de Venezuela.
"Vi chico a Matías Fernández, él era sub 9. ¿Por qué supe de él? Porque todos los entrenadores de cadetes nos reuníamos en la época de Pekerman, que yo creo que fue una de las más brillantes en la parte formativa. Estábamos desde las 10 de la mañana hasta las 5 de la tarde. Desde la sub 9 hasta la juvenil analizábamos uno a uno a los todos jugadores . Se trabajó como nunca en esa época en Colo Colo. Surgieron montones de jugadores. A Pekerman nunca nadie le reconoció lo que hizo. Hizo mucho por el fútbol chileno por su honestidad, su manera de trabajar, su sencillez", expresa Bravo.
Bravo ya dejó su rol como formador. Hace unos años escribió una autobiografía titulada "Desde el solar al verde del Nacional" por insistencia de su hija y en algún cajón guarda recortes de revistas que ya no existen. "Viví muchas cosas y las pasé como anécdotas, no lo dimensioné", reflexiona.