El Napoli ganó sus únicos scudettos en la era de Diego Maradona. Del último título liguero ya han pasado 33 años. Pero en la ciudad del sur de Italia la ilusión crece como la espuma fin de semana tras fin de semana. El equipo está puntero con 65 puntos y le saca 15 de ventaja al segundo a falta de doce fechas para el final.
Este Napoli impone un ritmo arrollador. Una de sus grandes figuras es Victor Osimhen. El delantero registra 19 goles en 21 partidos de Serie A en esta campaña.
Osimhen llegó procedente del Lille francés. Pagaron 60 millones de euros por él, lo que lo convirtió en el fichaje más caro en la historia de los napolitanos.
El último lunes, la prensa extranjera de Roma lo escogió el mejor deportista de 2022. Al momento de recibir el galardón, el futbolista de 24 años se emocionó y recordó sus raíces en Nigeria.
"Tenemos gran talento en Africa, no sólo en Nigeria. Animo a que lo vean por su cuenta, hay talentos mayores que el mío. Que los ojeadores de los clubes vayan a al continente es la única ayuda para desarrollarlos. Vivir allí es complicado, el fútbol salvó mi vida y a mi familia de la pobreza. Muchos pasan por lo mismo, así que animo a los 'scout' para que vayan a ver a los nuevos (Victor) Osimhen, (Samuel) Eto'o y (Diddier) Drogba; sin desaprovecharlos", afirmó.
Osimhen tiene una dura historia. Nació en Lagos, la urbe más grande de Nigeria y una de las más grandes de África.
Su casa quedaba cerca de un basural. Varias veces lo recorrió, buscando zapatos de fútbol. Una vez tuvo suerte y encontró. Eran de pares separados. Uno Nike y el otro Adidas.
"Vivía en un lugar realmente pobre y en nuestra calle, mi familia era una de las más pobres. A veces, el arrendador venía a hablar con mi padre por el tema del alquiler, y yo me iba a la vuelta de la esquina a llorar y a rezarle a Dios para que nos ayudara", dijo Osimhen en una entrevista a The Independent.
Para poder ganar algo de dinero, le vendía bolsas con agua a los basureros que pasaban por su calle. Sus hermanos hacían lo mismo. Las monedas que juntaban les permitían comer algo.
"Nada era sencillo para nosotros. Si hoy no estuviera jugando al fútbol, seguro que estaría vendiendo cosas para ayudar a mi familia", expresó.
Ultimate Striker, una academia de Lagos, le dio una oportunidad. Allí comenzó su camino al fútbol profesional. El despegue vino en el Mundial Sub 17 que se realizó en Chile el 2015.
Osimhen fue campeón con Nigeria y además el goleador del torneo con 10 tantos, dos de ellos a la "Roja". Esa buena actuación hizo que entrase en el radar de equipos europeos.
Se fue al Wolfsburgo de Alemania. Pero no se pudo consolidar en la Bundesliga. Sufrió con el idioma y en un viaje a Nigeria contrajo malaria, lo que lo tuvo alejado de las canchas.
Pusieron en duda su talento y determinación. En Bélgica el Brujas y el Zulte Waregem lo rechazaron. El que apostó por él fue el Charleroi. Osimhen respondió a la confianza. Hizo 20 goles en 36 partidos.
"Creo que fue donde comencé mi verdadera carrera como futbolista. Soy muy agradecido a este club por haber confiado en mí. Realmente yo quería demostrar que muchas personas se habían equivocado", afirmó.
De ahí pasó al Lille. Estuvo solo un año. Brilló y el Napoli lo contrató.
Por su gran presente, lo vinculan con grandes de Europa. Pero el club italiano ha dicho públicamente que no está a la venta.
Ha contado que se sorprende en los grandes partidos. Ver las gradas llenas y a los mejores del mundo del otro lado. Le cuesta creer que así terminó la historia del niño que recorría la basura por un par de zapatos.