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Con un coche normal se nota que tiene debilidades. Antes no competía contra nadie o solo o a veces con su compañero. Es el piloto con más poles y George Russell le gana 2-0 en la clasificación esta temporada... y no se le ha olvidado pilotar. Esto demuestra hasta qué punto el coche sigue siendo un factor esencial".
Así, con esas palabras, Fernando Alonso repasaba a Lewis Hamilton en entrevista con L'Equipe. Y es que la relación entre ambos es tirante y tensa desde hace ya mucho tiempo.
Varios roces han tenido y declaraciones cruzadas han encendido la enemistad. Hasta "idiota" le dijo una vez el español al séptuple campeón. Pero, ¿de dónde se origina todo esto?
Hay que remontarse al 2007, cuando ambos compartían equipo en la escudería McLaren.
En esa temporada, perdieron el título en la última carrera, en Interlagos, a manos de Kimi Raikkonen de Ferrari.
El origen
2005 y 2006 fueron títulos para Renault, por lo que McLaren buscaba cortar esa racha con la llegada de Alonso y de Hamilton.
El primero roce en 2007 se dio en Melbourne, Australia. El británico, pese a ser un novato, demostro desde un principio que no le iba a dejar la tarea fácil a Alonso, bicampeón.
Hamilton partió desde el cuarto lugar y solo metros se puso segundo, pasando a su compañero de equipo, provocando el delirio de la gente. Alonso, eso sí, recuperó su posición en el último suspiro, pero ya sabiendo que no iba a tener las cosas sencillas.
"Parece que en Australia siempre me tengo que pelear con mi compañero, como me pasó con [(Giancarlo) Fisichella en Renault", dijo tras esa carrera, imponiéndose.
La lucha fue muy pareja. Para el GP de España, cuarta de la temporada,
estaban igualados en puntos con 22, los mismos que tenía también Raikkonen.
En España ya las cosas eran distintas a cómo se preveía. "Hamilton hablaba por la radio de otra manera, más seguro. Preguntaba de todo y cuando terminó la carrera su equipo lo miró de otro modo, era algo más que un segundo piloto", relató Marc Priestley, mecánico que trabajó entre 2000 y 2009 en McLaren.
En Mónaco, luego, Alonso ganó, pero ante la férrea persecución de su compañero. Hamilton explotó tras la carrera. "Soy más veloz, estoy aquí para correr, no para ser segundo", dijo, luego de que no le permitieran sobrepasar al español, que tenía problemas en sus frenos.
En esa carrera se dinamitó todo. La relación era tensa. McLaren le insinuó a Alonso que Hamilton era el que debía ganar esa carrera, según contó Pedro de la Rosa, tester de la escudería en ese tiempo.
"Creo que fue el principio del fin, desgraciadamente, porque Lewis mejoró de manera incesante y Fernando observó que la velocidad y la consistencia lo presentaban con más potencial del que se esperaba para pelearle el liderazgo (...) Miraba los datos y decía, son de otro planeta. Tenían un nivel increíble. Se tenían mucho respeto, fue una dura pero justa batalla entre dos gladiadores, sin roces ni rotura de alerones".
En Indianápolis también hubo tensión. Hamilton lideró y Alonso lo presionó hasta el final, aunque el británico supo defenderse y ganar la carrera.
Hubo más idas y vueltas, pero el desenlace fue catastrófico para ellos y para McLaren.
En la última carrera, Raikkonen les quitó un triunfo que parecía seguro. El finlandés llegaba con 100 puntos, a 3 de Alonso y a 7 de Hamilton.
¿Qué pasó? Raikkonen se vio beneficiado por la salida de pista del británico en la tercera curva, en lucha con su compañero español y por los problemas en su caja de cambios durante una vuelta, lo que lo hizo terminar séptimo.
El finlandés ganó la temporada con 110 puntos, uno más que Hamilton y tres más que Alonso.
Así, desde esa temporada, son más roces que otra cosa entre los ex compañeros de McLaren. No resulta raro que se digan cosas a través de los medios. El 2007 sigue muy vivo.
