En el Centro de Deportes Acuáticos del Estadio Nacional se vivió un día especial. Kristel Köbrich compitió en la final de los 1.500 metros, su última prueba en Santiago 2023, y conquistó la medalla de plata. ¿Fue también su última vez en unos Juegos Panamericanos? Tiene 38 años, pero aún no hay respuesta definitiva a esa pregunta.
En la entrada del recinto se estaban regalando camisetas para cubrir de rojo el lugar. En las tribunas había decenas de banderas, carteles, un bombo y celulares grabando un momento de esos que pueden ser históricos.
Llegó muchísima gente para ver a una deportista de la que poco se sabe, reservada, que está radicada en Argentina hace más de 20 años. Sus triunfos hablan por ella. Es la única nadadora que ha competido en seis Juegos Panamericanos. Había pasado solo una semana de su cumpleaños 18 cuando debutó y ganó el oro en Santo Domingo 2003. Ya tiene seis preseas en este evento.
Un estruendo remeció el Centro de Deportes Acuáticos cuando se anunció por altoparlante el nombre de Kristel Köbrich. Ella entró con las gafas puestas, parecía impertérrita. Agradeció levantando el brazo y de inmediato se sacó el buzo.
Dominó la prueba casi desde el inicio, cada vez que completaba una pasada de 50 metros y se mantenía al frente el estadio se venía abajo. Se coreaba su nombre, el griterío era enorme.
Lideró la prueba casi en tu totalidad, pero Rachel Stege arremetió con todo en el final y le terminó arrebatando el oro. Hubo unos segundos en que la chilena miraba el tablero tratando de entender que había pasado. Minutos después dijo que no vio venir a la norteamericana. "Yo trato de hacer todo bien, a veces no alcanza, pero sé que está bien", afirmó con serenidad.
Al salir de la piscina, le agradeció al público que la fue a acompañar. Estrechó la mano de los fanáticos que la esperaban detrás de la piscina y de buena gana posó para fotos y firmó autógrafos.
El Presidente Gabriel Boric, que el lunes fue a ver a Köbrich en la prueba de los 800 metros, le dedicó un mensaje vía twitter a la nadadora: "Eres gigante".
La "Cobra" se llevó otra enorme ovación cuando subió al podio a recibir la medalla y se emocionó, estuvo al borde de las lágrimas. En el público estaban sus padres y sus hermanas. No los veía desde hace mucho tiempo.
Al hablar con los medios se mostró sorprendida por la "marea roja" que la acompañó en masa a las cuatro de la tarde de un día laboral. Le pidieron una palabra para expresar cómo se sentía por la medalla, pero no la encontró.
"Es una locura lo que estoy haciendo, entiendo y mi equipo me sigue acompañando, el Comité Olímpico me sigue acompañando, sigue creyendo, apostando y eso no tiene palabras más que mi agradecimiento desde lo más profundo de mi corazón", declaró.
Cuando ya tenía la medalla colgándole del cuello, por fin se pudo encontrar con su entrenador Daniel Garimaldi. El argentino le dijo algo al oído y ella sonrió. Hace dos décadas que trabajan juntos.
"Él es la otra mitad de mí, es el que me rige, me ordena, me da las herramientas para ser mejor", manifestó.
Köbrich mostró deseos de desconectar por un momento y quedarse en el presente. Pero ya tiene desafíos. En febrero irá al Mundial a buscar la marca que le permita clasificarse a los Juegos Olímpicos.