Triste jornada para el judo chileno este sábado en los Juegos Panamericanos de Santiago 2023. Tuvo opción de ganar hasta tres medallas, pero finalmente se quedó sin nada en el Centro de Deportes de Contacto del Estadio Nacional.
Mary Dee Vargas, en la categoría de 48 kilogramos, poseía el rótulo de favorita. Llegaba con un cartel pesado. En Lima 2019 obtuvo el bronce, en 2021 fue campeona del panamericano específico de su disciplina en México y ese mismo año en Tokio se convirtió en la primera chilena en participar en unos Juegos Olímpicos.
De manera sorpresiva, Vargas perdió con la colombiana Erika Lasso en su primer combate. Con eso se esfumaba la opción de obtener el oro. Pero aún había posibilidades de medalla. Con un fantástico Ippon, la chilena derrotó a la argentina Keisy Perafán en el repechaje y se ganó el derecho de disputar el bronce.
Sin embargo, rápidamente cayó con la brasileña Amanda Lima. Vargas dejó el tatami muy afectada. Thomas Briceño, compañero de selección, se acercó a darle un abrazo y contención. La judoca, que hace dos años se mudó a España buscando mejorar su preparación, declaró que era una "instancia dura" y que le dolía el corazón, aunque también mostró optimismo.
"Estoy muy contenta con la preparación que hicimos, muy contenta con la oportunidad de competir aquí en casa, es un honor. No fue mi mejor torneo sin duda alguna, no fue mi mejor competencia, pero vamos a arreglar, vamos a seguir trabajando, eso nos caracteriza como chilenos, como gente de judo. Estoy entusiasmada con lo que viene ahora, que es terminar el período de clasificación olímpica y espero que me vean en París 2024", comentó brevemente.
Tras hablar con la prensa, su entrenador Sugoi Ugarte trató de levantarle el ánimo. "Al final no es bueno el balance, no nos vamos a engañar, no me voy a a excusar. Veníamos por una medalla de oro y nos vamos sin medalla. No queda otra que levantar la cabeza y pensar en el siguiente, ver que en este campeonato no hemos rendido como teníamos que rendir. Esperemos que al siguiente sí y consiga la clasificación a los Olímpicos", le dijo el español Emol.
Al técnico se le preguntó si afectó la presión de estar compitiendo en casa. Cree que sí. "Cien por cien. Normalmente es para bien, pero es verdad que muchas veces no nos damos cuenta que te llenas la mochila con demasiada presión y te puede afectar. Mary es una persona que da todo en cada entrenamiento para ser campeona. No se le puede achacar nada, solo hay que darle un abrazo y apoyarla", expresó.
Las críticas a los jueces de Fernández y la tristeza de González
Lucas Fernández se metió en semifinales y allí se cruzó con el colombiano Johan Rojas. Fue un combate muy reñido y con una gran polémica. El enfrentamiento terminó cero a cero en el tiempo regular y en el extra Rojas arrastró al chileno hasta fuera del tatami. El juez estadounidense Brian Toth marcó contra el local y se acabó la lucha. El dictamen provocó la furia del público, los abucheos fueron instantáneos.
Fernández no lo podía creer. Miró a su equipo buscando explicación y luego increpó a Toth. Sin embargo, la decisión era irreversible. El oriundo de Iquique apenas saludó a su rival.
Aún le quedaba luchar por el bronce en la categoría -60 kilos. Su contrincante fue el ecuatoriano Juan Pablo Ayala. Lamentablemente, Fernández perdió en el tiempo extra.
"Siempre las decisiones son subjetivas. En el arbitraje nunca es un blanco o negro. Es la decisión de la mesa de control y quizá me perjudicó en semifinales, posiblemente yo podría haber avanzado a la final con otro tipo de arbitraje. Siento que en varias ocasiones debieron marcarle una falta a mi contrincante, lo cual nunca fue. A mí por una pura falta altiro me sancionaron. A mí parecer es injusto", afirmó.
Fernández reveló que se preparó para estos Juegos yendo a Brasil y que él se costeó el viaje con ayuda de familiares, amigos y redes sociales.
"Siento frustración totalmente. Uno siempre va por la medalla. Igual no es como cuando dices 'puta, peleé mal'. Siento que peleé bien, di todo de mí. Perdí botando sangre, dando la guerra. Debo retroalimentarme, ver mis errores y mejorar para que la próxima competencia sea mejor", comentó.
La última opción de medalla para Chile era Judith González en la categoría -52 kilos. El Centro de Deportes fue un hervidero. "Judi, judi, judi", bramaba la grada. Combate muy parejo, pero no le alcanzó a González. Perdió con la panameña Lilian Cordones. Fue superada 1-0 (Waza-Ari) en punto de oro.
Cuando su derrota se consumó, se quedó mirando el techo unos segundos. Se levantó y comenzó a caminar con las manos en la cintura, absorta, moviendo la cabeza en negación. La jueza la reconvino para que saludara a su contrincante.
González después rompió en llanto. Todavía perturbada, contestó algunas preguntas de la prensa. "Estoy súper decepcionada, era un combate que lo tenía controlado. Tenía buen ritmo. No sé por qué las faltas nunca cayeron. Hoy pensé que iba a dar el paso y a lograr una medalla en los Juegos. Me duele mucho no tenerla. No soy el mejor deportista de judo, pero siempre estoy ahí al pie del cañón, siempre estoy luchando, entrenando, soy súper constante. No puedo seguir hablando porque me siento muy mal", relató.
González no pudo contener más tiempo las lágrimas. Miembros de la selección chilena se acercaron y se la llevaron al vestuario. Allí la deportista se sentó con la cabeza entre las rodillas y luego se tapó la cara con las manos un buen rato. Previo al evento mencionó que quizá por su edad (29) estos eran los últimos Juegos Panamericanos de su carrera.