Peñarol juega hoy en Brasil contra Botafogo por la semifinal de ida de la Copa Libertadores.
En la previa del encuentro hubo un tremendo escándalo.
El bus del equipo uruguayo debía demorar 50 minutos desde el hotel al estadio Nilton Santos, pero el viaje finalmente tomó dos horas.
El recorrido fue horrible para el "carbonero", ya que hubo inconvenientes con el operativo policial. Hicieron pasar a la delegación por un sector en que estaba repleto de fanáticos del "Fogao" y los atacaron con piedrazos.
Peñarol llegó al estadio cuando solo quedaba una hora para que arrancara el encuentro. Debido a eso, la hora de inicio fue modificada, de las 21:30 se pasó a las 21:45.
El presidente del club uruguayo, Ignacio Ruglio, expresó su molestia y disparó con todo.
"Esto es una vergüenza. Ya lo vimos desde la mañana. Ahora mandamos todas las imágenes a Conmebol de las casi dos horas que nos pasearon, por el lugar que nos metieron, las piedras que nos tiraron, en el medio del corral en el que nos pusieron. Les pedimos que por lo menos nos permitan hacer un calentamiento digno", afirmó.
"Siempre están preocupados de que las cosas salgan bien, acá nadie se preocupa de nada. Estaba todo armado, nos metieron en el medio de la hinchada de ellos, iban a paso de peatón, todo armado. Conmebol dijo que era inentendible lo que estaba pasando", agregó.
Siguiendo en esa línea, Ruglio dijo: "Es Brasil. Es Río de Janeiro. Siempre pasa lo mismo. Nadie corrige, nadie les hace nada".
El lío con el bus no fue la única controversia que ocurrió en la previa. Durante la mañana de este miércoles hubo una batalla campal entre hinchas de ambos equipos y la Policía Militar.
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