MADRID.- Los realizadores de "Intensa Mente" admiten que esa película ha sido el proyecto más difícil que ha ejecutado Pixar. No por asuntos técnicos, sino que por la complejidad de retratar algo taj subjetivo como las emociones.
La producción ha sido elogiada a nivel internacional tras su estreno en junio pasado. La crítica la respaldó y la audiencia la ha cobnvertido en una de las producciones más taquilleras del año (con una recaudación de más de 400 millones de dólares a nivel internacional).
"Al investigar para hacer la película me di cuenta de cómo estamos controlados por las emociones, incluso en las elecciones más insignificantes, como decidir entre una manzana o una galleta, son todas elecciones motivadas por las emociones", cuenta el director Peter Docter, quien actualmente está ofreciendo clases magistrales para explicar cómo es su trabajo en la compañía.
"En 'Toy Story' -primera película en la que trabajó Docter tras empezar a trabajar en Pixar- mirabas a los juguetes reales y tenías algo para inspirarte, sabías cómo tenían que ser, pero en este filme no teníamos referencias, no podíamos meternos en el interior de una mente, es un lugar metafórico, pero al final creo que fue una experiencia que nos cambió", asegura el director.
"Creo que todas las películas en las que he participado, especialmente por lo que duran -esta han sido cinco años-, te hace meditar y pensar mucho en el asunto que tratan y en este caso nos hizo pensar en cómo pensamos, en cómo tratamos a los demás en cómo actuamos", agrega el realizador, quien ofreció la cátedra junto al productor Jonas Rivera.
"Intensa Mente" es protagonizada por Alegría, Tristeza, Miedo, Ira y Asco, las emociones que controlan la vida de Riley, una niña que se enfrente a un cambio de ciudad, escuela y amigos a una edad complicada.
Con una estética colorista y luminosa, a medio camino entre Disneyland o una Apple Store, el objetivo de Docter y Rivera era lograr un aspecto menos rígido del que suele ofrecer la animación digital, y suavizar sus rasgos para acercarla al espíritu de la animación manual de maestros como Chuck Jones (creador de cortos de Looney Tune).
Porque si en algo están de acuerdo Docter y Rivera es que la animación no tiene límites y no es un género, puede ser el medio para hacer cualquier tipo de historia, hasta un documental.
"Técnicamente, hay mucha gente brillante y capaz de cualquier logro a nivel técnico, sin restricciones. Creativamente, si te imaginas la animación como un árbol, solo hemos explorado una rama", señaló el realizador.
Hay muchas otras formas en las que se puede desarrollar la animación, "en términos de contar historias, de tipos de historias -western, horror o cualquier cosa-, también en términos de diseño y estilo. Hay un aspecto que tienen las películas de Pixar que es realmente precioso y del que estamos muy orgullosos, pero hay muchas otras formas en las que se puede hacer".
Tan apasionado es Docter de la animación que aunque reconoce que le gustaría ver alguna de sus ideas rodada primero como "película normal", prefiere los dibujos por su artificiosidad, por el hecho de que "todo sea simulado e inventado".
"Te hace reír y llorar, funciona, es como un truco de magia, ¿cómo puede pasar? Me siento muy intrigado por esa magia".