NUEVA YORK.- Setenta años después de la publicación de "Las verdes colinas de África", el hijo y el nieto de Ernest Hemingway invitan a echarle una nueva mirada a esta obra que los críticos suelen dejar de lado.
Publicado en 1935, "Las verdes colinas de África" es el relato de un safari de cacería en las llanuras del Serengeti, una crónica de aventura y un desafío literario que Hemingway se formuló a sí mismo.
Al anticiparse en varias décadas a "A sangre fría", el clásico de Truman Capote que relata hechos reales en forma novelada, Hemingway quiso demostrar que "un libro de hechos absolutamente reales" puede "competir con una obra de la imaginación".
La nueva edición es parte de una serie autorizada por los herederos de Hemingway que ya incluye reediciones de "París era una fiesta", ''Fiesta" y "Adiós a las armas". Su nieto Sean Hemingway contribuye una introducción, mientras que su hijo Patrick Hemingway, un niño en el momento en que sus padres estuvieron en África, narra recuerdos personales.
El libro también incluye fotografías, primeros borradores de la historia terminada y un diario que escribió la entonces esposa del autor, Pauline Pfeiffer.
"No es una persona muy conocida, así que es maravilloso tener una pieza larga escrita por ella", dijo Sean Hemingway recientemente de su abuela, la segunda de las cuatro esposas de Ernest Hemingway. "También es un maravilloso complemento al trabajo de mi abuelo".
"Las verdes colinas de África" fue criticada por su detallado catálogo de matanza de animales y por su reducción de África y el pueblo africano como telón de fondo para las experiencias personales del autor. "Espero no ofender con sacrilegio cuando digo que Hemingway nunca tuvo los dos pies sobre África, nunca estuvo realmente en África", dijo la premio Nobel de literatura sudafricana Nadine Gordimer durante un simposio en 1999 en la Biblioteca John F. Kennedy en Boston, que alberga los documentos literarios de Hemingway.
Sean Hemingway reconoció que partes de "Las verdes colinas" podrán resultar incómodas para los lectores modernos, pero apuntó que el libro había despertado el interés por África en muchas personas, él incluido, y proporcionado una instantánea no sólo del autor en su plenitud física sino de un momento histórico.