Sean Penn y Susan Sarandon protagonizaron la cinta "Dead Man Walking" en 1995.
El Mercurio
WASHINGTON.- La actriz Susan Sarandon, quien en 1995 encarnó a una religiosa que acompañaba a un condenado a muerte en sus días finales, en la cinta "Hombre muerto caminando", lidera movimientos de última hora para impedir la ejecución de un reo que tiene agendada para hoy su ejecución en Estados Unidos.
El caso de Richard Glossip, que recibirá una inyección letal en Oklahoma, se diferencia de las crónicas habituales de ejecuciones capitales en Estados Unidos porque muchas personas están convencidas de su inocencia, reclamada por el acusado desde hace casi 20 años.
Los pedidos de prórroga apuntan a la gobernadora Mary Fallin, quien tiene el poder de acordar una condena condicional a último minuto. Una petición en esa dirección recogió más de 230.000 firmas en Internet.
Glossip, de 52 años fue declarado culpable de haber orquestado en 1997 el asesinato del propietario de un motel que él mismo gestionaba. Según la acusación, para cometer el crimen Glossip contrató a un joven de 19 años, Justin Sneed, que admitió el homicidio.
Quienes apoyan a Glossip denuncian el hecho de que su condena tenga como prueba únicamente el testimonio de Sneed, quien al declarase culpable y al haber implicado a Glossip logró negociar una reclusión perpetua.
Sarandon y el millonario Richard Branson han estado entre quienes defienden públicamente al condenado. "Si estudiamos el caso en detalle, encontramos varios motivos para creer que Glossip no ha cometido ese crimen", escribió el dueño de Virgin en una columna titulada "Muerto pese al beneficio de la duda".
La defensa intentó antes en varias ocasiones cuestionar sin éxito ante la Corte Suprema la legalidad de la inyección letal. En 2014, la ejecución de un condenado en Oklahoma, que murió después de 40 minutos de agonía debido a la inyección letal, suscitó una polémica sobre el uso de estos métodos de ejecución.