Dmitry Rybolovlev junto a las dos obras que devolvió.
AFP
PARIS.- El magnate ruso Dmitry Rybolovlev decidió restituir a la hija de la última pareja de Picasso dos cuadros del maestro español sobre los que la justicia investiga si fueron robados en una operación dirigida por el marchante de arte Yves Bouvier.
Rybolovlev, que a comienzos de año denunció a Bouvier por haberle engañado en su acción de intermediario para la adquisición de los cuadros, explicó en una entrevista publicada hoy por el diario Le Parisien que ha decidido entregarlos "para contribuir al avance de la investigación en Francia".
Las dos obras, que representan a Jacqueline Picasso, la última mujer del artista, quedaron ayer en manos de la justicia que debe realizar un peritaje, precisó Le Parisien.
El empresario ruso, que es presidente del equipo de fútbol de Mónaco, aseguró que él hizo la compra "de buena fe", y dijo entender la emoción de la hija de Jacqueline, Catherine Hutin-Blay, "legítima propietaria", cuando descubrió que "le habían robado esos cuadros".
El periódico indicó que Rybolovlev pagó 27 millones de euros por esas dos obras, por las que Bouvier había pagado 10 millones, y que supuestamente procedían de un robo.
El magnate, que en una decena de años se ha hecho con una colección de 37 obras maestras en las que ha invertido cerca de 2.000 millones de euros, contó que había conocido en 2003 al marchante cuando iba a tomar posesión de un cuadro de Marc Chagall que acababa de adquirir en los puertos francos de Ginebra.
Con el tiempo, se estableció una relación de confianza entre ambos y se le ofreció como intermediario para comprar obras de arte.
De acuerdo con su relato, era Bouvier el que le decía cuál era el precio adecuado cuando había una pieza que le interesaba y, a cambio de sus servicios recibía "una comisión de intermediario del 2% del valor de la obra, en total 40 millones de euros".
Insistió en que no había ninguna otra forma de remuneración y que el marchante le "hacía creer que negociaba los precios en nuestro interés, cuando ahora pretende que negociaba para él en tanto que vendedor". De hecho, le reprocha haber conseguido plusvalías de cientos de millones de euros a su costa.
Supuestamente, descubrió el engaño de forma fortuita en una cena en Nueva York el 31 de diciembre de 2014, cuando sacó a la conversación que había comprado un Modigliani, "Nu couché au coussin bleu" por 118 millones de dólares. Su interlocutor dijo que sabía que el vendedor lo había vendido por 93,5 millones de dólares.
Tras su querella contra Bouvier, éste fue detenido por la policía de Mónaco el 25 de febrero, al igual que una antigua amiga del oligarca, a la que acusa de haber recibido cerca de 100 millones de euros por haber introducido al marchante en su entorno.
En marzo, Catherine Hutin-Blay por su parte presentó ante la justicia francesa otra denuncia por robo, receptación y abuso de confianza. Bouvier fue inculpado el pasado 14 de septiembre en esta instrucción por receptación y se le impuso una fianza de 27 millones de euros.
Ayer, los abogados del marchante formalizaron ante el Tribunal de Apelación de Mónaco un procedimiento para reclamar la anulación del procedimiento. Está previsto un dictamen sobre esa cuestión el 12 de noviembre.
En su demanda, Hutin Blay denunciaba la desaparición de su residencia de Mougins de un cuadro de Rembrandt de 1656, "L'Homme au casque d'or" y de otros dos retratos de su madre hechos por Picasso en 1957, "Femme se coiffant" y "Espagnole à l'éventail".
La hija de Jacqueline Roque sostiene que en 2008 encargó al marchante de arte Olivier Thomas, que es socio de Bouvier, un inventario antes de que los fondos que estaban en Mougins, en el último taller del genio español, fueran trasladados por aquel a Ginebra y les perdiera el rastro.
En enero de este año, las cosas cambiaron cuando el restaurador Flavio Capitulano le preguntó a la heredera de Picasso si había vendido dos retratos de su madre.
Capitulano había recibido un encargo de Olivier Thomas para restaurar los tres cuadros objeto de la querella, y que según este marchante de arte procedían de una compra a "un fondo de taller de Picasso".