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Comentario de discos | Lo nuevo de David Gilmour, Keith Richards, Lana del Rey y New Order

Cuatro nombres de peso en la industria musical regresan con novedades en estos días, aunque no todos logran pasar la frontera que divide la adición de material para la posteridad del simple engrosamiento de una discografía. Aquí te contamos.

26 de Septiembre de 2015 | 08:39 | Por Sebastián Cerda, Emol
SANTIAGO.- Desde que este año la industria discográfica llegara al acuerdo de realizar todos sus lanzamientos en un mismo día, hemos tenido más de un viernes en que los nuevos álbumes suelen acumularse y pujar por el protagonismo. Bueno, a menos que algunos que juegan al margen digan otra cosa.

Es lo que sucedió el último fin de semana, cuando el rapero Drake (una de las voces más populares y rentables de Norteamérica en este momento) se alió con Apple Music para lanzar por sorpresa una nueva placa, que terminó por sepultar las aspiraciones de quien, siguiendo el conducto regular, debía transformarse en el gran hito de esa ronda de lanzamientos: Lana del Rey.

Y eso pese a que dos portentos sacaron a la luz sus nuevas publicaciones ese mismo 18 de septiembre, David Gilmour y Keith Richards, abriendo un continuo que una semana más tarde cerraría New Order, uno de los grupos más emblemáticos entre los que brillaron en los 80. ¿Qué tienen que decirnos todos ellos? Acá les contamos.




  • Lana del Rey / Honeymoon

    A decir verdad, Elizabeth Woolridge Grant tampoco tenía tantos argumentos para pelearle a Drake la cada vez menos decidora cima del Billboard, amén de su vuelo previo. Esto ya que su cuarto álbum oficial apela más a la autocomplacencia y el refrito de la fórmula que le dio fama —replicar con fidelidad a divas de los años 60, como Nancy Sinatra—, antes que a búsquedas que amplíen en algo el abanico o que, al menos, no la hagan ver dentro de un estático molde.

    Por cierto, no hay apuesta discutible que un puñado de canciones inolvidables no logre dejar atrás, pero no es lo que sucede con estas piezas, de estructura melódica estrecha y musicalización incluso minimalista, aunque ideal para sostener aquello que termina por instalarse como gran fortaleza de la artista: La transferencia emocional, en este caso orientada al misterio, la intimidad y la melancolía.

    Es un trabajo grato, de todos modos. Nada como para engolosinarse con un buen par de audífonos, pero sí para dejarlo correr como telón de fondo durante otros enseres, o al fragor de una conversación que supere en protagonismo a la actividad en el equipo de música.

  • Keith Richards / Crosseyed Heart

    Harina de otro costal, en tanto, es el guitarrista de los Rolling Stones, quien lanzó una nueva placa luego de 23 años sin que un disco que llevara únicamente su firma viera la luz. Pero ese tiempo, finalmente, se vuelve relativo en un tipo como él, apegado a la escuela clásica que sigue desde sus inicios —es un reconocido fanático de leyendas como Chuck Berry—.

    Así, las más de dos décadas transcurridas no impiden una clara continuidad con Main offender (1992), a partir de un trabajo que tiene momentos para el country blues (en "Crosseyed Heart", con las yemas de los dedos en primer plano deslizándose sobre las cuerdas), el reggae ("Love overdue"), el rock & roll clásico ("Blues in the morning") y el sonido más radial ("Heartstopper", que cae parado como single en cualquier época), entre otros.

    Todos temas que suenan con cada elemento en el engranaje de la banda compartiendo protagonismo con la voz aguardentosa de Richards, casi a partes iguales, hasta cuajar una obra fiel al mito del guitarrista: Pasada de tragos y de humo. Lástima que la poderosa maquinaria Stone, muy probablemente, termine por transformar todo esto en poco más que una anécdota, más temprano que tarde.

  • David Gilmour / Rattle that lock

    Otro que regresa después de un tiempo de silencio (aunque ahora "sólo" nueve años) es el ex Pink Floyd. Y, al igual que su colega Richards, se deja reconocer desde el minuto uno del disco, abriendo el tema inaugural ("5 A.M.") con una intro en que se aprecia de inmediato su inconfundible punteo, al más puro estilo de clásicos como "Shine on you crazy diamond".

    Ése es sólo uno de los momentos que da cuenta de cómo las estructuras floydianas se mantienen en el trabajo en solitario del británico, quien también las evidencia a la hora de construir estribillos y estrofas, organizar las voces en un coro y, sobre todo, manejar las atmósferas. Sólo temas como "The girl in the yellow dress" (absolutamente swing) o "Today" (que amasa la energía y moral funk desde los códigos espaciales de Gilmour), se apartan en algo de ese continuo.

    Así, en sus diez canciones, Rattle that lock se instala como un regalo para los fans de Pink Floyd luego del relativo fiasco que representó The Endless River, mientras que Gilmour se asienta como el más inquieto y propositivo ex miembro del emblemático grupo, tras el largo período en que Roger Waters se ha dedicado a mirarse el ombligo. En plena cuenta regresiva para la primera visita del guitarrista a Chile, esta placa sin dudas ayuda a mantener los bonos del gilmourismo al alza.

  • New Order / Music Complete

    La bandera de la renovación, finalmente, la enarbola el grupo británico, que cargaba con el peso de publicar su primer disco formal desde la partida de Peter Hook, bajista no sólo histórico y fundador, sino además dueño de un sonido propio y único, que en sus presentaciones en vivo la banda venía procurando reproducir.

    Sin embargo, Music complete es otra cosa: Aquí, el "nuevo" bajista Tom Chapman (se integró en 2011) encuentra vuelo propio, sobre todo en la contagiosa "Tutti frutti" —aunque bien apoyado por recursos digitales, en una canción que remite al tecno cabaretero de Frankie Goes To Hollywood— y en el arrollador groove de "People on the High Line". Ambas piezas ubicadas en el extremo más bailable de este trabajo, que extrapola el componente electrónico que siempre han portado los liderados por Bernard Sumner, hasta su umbral máximo a la fecha.

    Y ambas, además, cuentan con la colaboración de Elly Jackson, de La Roux, en un timbre de modernidad que también aporta Brandon Flowers ("Superheated"), amarrando este paquete de canciones que remite a varias del pasado ("Crystal", "Guilty Partner" y "The Perfect Kiss", entre otras), pero procurando siempre mirar hacia adelante. Los de Manchester, así, agregan a su discografía un trabajo que no sólo justifica los últimos cinco años de actividad, sino que además extiende su valioso legado, con una colección de temas que pueden instalarse en éste con total propiedad.

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