SANTIAGO.- "Me pides que me desvista por primera vez en la vida", clama Mariana Montenegro al explotar el estribillo del tema "La última canción", en un verso que es apenas el menor en la escala del atrevimiento que Dënver explora en
Sangre Cita, su recién estrenado cuarto disco (y que hasta este domingo estará disponible en su
sitio web para descarga gratuita).
La oración se instala en medio de una marea de sintetizadores, aunando dos de los elementos a los que la banda otorgó mayor gramaje en su receta 2015: Electrónica y sexo. El tercero, en tanto, es otro de la misma familia: Baile.
"Había un ánimo festivo que queríamos buscar en este disco", reconoce Milton Mahan, la mitad masculina del dúo chileno, uno de los que comandó a la generación del "paraíso del pop"
que el diario español "El País" proclamó en 2011.
Pero si entonces sonaban también con la pausa de piezas como "Los bikers", hoy la intención es otra, como evidencian los agitados singles "Los Vampiros" y "Mai Lov". Más que nunca, Dënver esta vez quiere estar también en la pista.
"Queríamos hacer todo con las herramientas que teníamos en el estudio, un trabajo más íntimo. Por eso se fue a un lado más electrónico, y la electrónica, de una u otra forma, te lleva hacia cosas más dance", explica Mahan, dando cuenta de las diferencias que quisieron marcar con la compleja experiencia de
Fuera de Campo (2013), que incluso los llevó a reclutar a una orquesta de doce cuerdas.
En los objetivos, en tanto, está primero que todo ratificar al grupo, tras el amago de quiebre que vivieron en 2013. "Hay mucha gente que hasta el día de hoy no sabe que Dënver no se separó", cuenta el cantante, guitarrista y principal compositor del dúo. "Era importante sacar un disco, porque eso trajo repercusiones", agrega, reiterando que con Montenegro están "pasando por un momento muy bueno".
El segundo objetivo, en tanto, es continuar con el proceso de expansión, que los ha tenido en varios de los principales festivales del continente. Por lo mismo, Mahan es enfático en señalar que "yo no me siento indie", y las influencias que menciona en el proceso de
Sangre Cita son elocuentes al respecto: Jennifer Lopez, la japonesa Etsuko Yakushimaru, los suecos Abba y buena parte del electropop ochentero.
Y estos últimos, además, abren el abanico del dúo hacia el mundo gay, al que hacen un guiño directo en el
videoclip de "Los Vampiros", que juega con esa iconografía. Todo de forma natural, sin premeditada estrategia, dice Milton.
"Dënver siempre ha sido un poco asexuado. Como somos un dúo, y como hay canciones que escribo yo y canta Mariana, muchas no tienen género, y eso nos abre a una cosa gay o a algo que se puede interpretar como cada uno quiera. Quizás comparto parte de esa energía, ese espíritu festivo, de salir y dejar de reprimirse. Nosotros recogemos parte de esa energía".
Ello también se expresa en sus letras más atrevidas a la fecha, y que también constituyen la extrapolación de un elemento presente en la obra anterior del dúo. "Yo creo que siempre ha existido esa cosa media perversa en las canciones de Dënver, pero quizás ahora sí es más explícito, precisamente por ese ánimo festivo. Nos gusta ser bien expresivos en las letras, les dedicamos mucho tiempo, nos gusta que tengan un concepto, que muevan a las canciones. En este caso, creo que el hilo conductor del disco son la sangre y los fluidos".
