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Muse despliega demoledor show en la Arena y lo postula entre los mejores del año en Chile

Los británicos brindaron un concierto multisensorial ante cerca de 14 mil personas, que se entregaron a la marea avasalladora del trío en Movistar Arena.

15 de Octubre de 2015 | 23:18 | Por Sebastián Cerda, Emol
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Muse lució su espectáculo ante 14 mil personas.

Cristián Soto, El Mercurio
SANTIAGO.- Lo de 2008 en el Caupolicán a estas alturas ya es casi un mito de nuestra reciente historia en vivo. Siete años después, los que allí estuvieron agigantan el impacto de un recuerdo cargado de energía y emociones, y los que no, viven con una idea formada a punta de relatos que bordean lo magnánimo.

Así fue el debut en Chile de Muse, y de ese porte era también la expectativa que la banda dejaba sembrada para su segunda presentación a solas en el país —entre medio telonearon a U2 en su última visita—, esta noche de jueves en Movistar Arena.

Y mayor incluso, al alero de una trayectoria en la que progresivamente han buscado pavimentar el camino hacia la cima del rock (nada menos), y que anota como último esfuerzo un disco en el que no esconden sus ansias de seguir decodificando no sólo el género, sino incluso el devenir de una sociedad sobre informada y sobre vigilada.

Suena ambicioso, pero a todo ese pesado cartel el trío que lidera el cantante y guitarrista Matt Bellamy se las arregló para responder en vivo ante cerca de 14 mil personas, que esta noche aportaron con lo suyo a la receta que permitió revivir las más gloriosas jornadas de rock y fervor en nuestro país. Esas mismas que las entradas de seis dígitos y las ubicaciones vip, golden y platinum, por momentos amenazan con poner en fatal retirada.

De ello dio cuenta la primera señal, a las 21:11 horas, cuando tras apagarse las luces en el recinto de Parque O'Higgins, el público de cancha general (sin divisiones) corrió a agolparse cuán cerca del escenario fuera posible, para compenetrarse con la experiencia multisensorial que proponen Bellamy, el baterista Dominic Howard y el bajista Christopher Wolstenholme.

Porque amén de ese tratamiento científico y progresivo con que abordan el rock, y de la obsesividad en la ejecución, los británicos despliegan hoy un show de factura impecable, con correlato visual permanente en una enorme pantalla de alta definición como recurso estelar.

De ese modo, y entre una marea humana al ritmo del mismo salto, arrancó la noche con "Psycho", del reciente álbum Drones, tal como la siguiente "Reapers", que Bellamy introdujo desde una pasarela central, para redoblar el impacto de su enérgico tapping.

Ambas piezas próximas a la tradición del hard rock, abriendo el trayecto hacia un menú que pasará también por otros bordes. Como la moral pop de "Plug In Baby", una pieza pensada para los estadios y que abrió el coro popular, luego incesante en la revisión de los trabajos anteriores del trío.

Las proyecciones, en tanto, han pasado de lo bélico a lo psicodélico, y en "The Handler" mutan a un pesadillezco imaginario infantil, enmarcado en una estética digna del cine de Murnau. En "Unsustainable", son el frenesí capitalista y la era de la información los que enmarcan el relato, redoblando el imponente clima que el coro en "Madness" vuelve a transformar en algo colectivo. Enormes globos negros en "Uprising" y cientos de kilos de papel picado volando en la épica "Mercy", completaron la avasalladora postal.

Suena grandilocuente, y de hecho lo es, aunque al alero de una exposición de argumentos que permiten al trío pelear legítimamente por el lugar pretendido. Eso sí, para completar la lista de condiciones no vendrían mal algunos valores agregados, como ciertos guiños que dejen entrever algo de fiato entre ellos, de "onda". En el afán milimétrico que los gobierna, un poco de eso es lo único que termina echándose en falta.
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