Luis Miguel lució como en su mejor momento.
Héctor Yáñez, El Mercurio
SANTIAGO.- No había pisado siquiera el escenario, solo sus músicos interpretaban la obertura, pero el Movistar Arena ya se encontraba rendido a sus pies. Mujeres de literalmente todas las edades, que abarrotaron el recinto de Santiago Centro, esperaban a los gritos a Luis Miguel y simplemente estallaron en euforia cuando éste apareció en escena a las 21:32 horas.
El llamado "sol de México", de traje negro y camisa blanca, muy bronceado como es su costumbre, abrió su show con "Que nivel de mujer", para luego continuar con "Tu solo tú" y despejar rápidamente todas las dudas que giraban en torno a su condición de salud desde que hace algunos días debiera cancelar un par de presentaciones: El ídolo azteca se encuentra en buenas condiciones y su voz parece estar prácticamente intacta.
El concierto se desarrolló sin que el artista se detuviera a conversar con el público y tuvo un set list conformado, en su mayoría, por medley que le permitieron al astro azteca abordar gran parte de sus éxitos, desde el recordado "Uno más uno, dos enamorados" hasta "Labios de miel, pasando por "Suave", "Alguien como tú", "Te necesito" y "Vuelve", entre otros.
Las más de 10 mil mujeres presentes vibraron con todos y cada uno de dichos temas, pero fueron las clásicas baladas las que desataron el mayor nivel de euforia. Canciones como "Esa niña", "Culpable o no" y "La incondicional" fueron coreados a voz en grito de principio a fin, pues el artista le dio espacio constante a sus fans para hacerlo.
Entre canción y canción, Luis Miguel hizo pausas con la luz apagada y un absoluto silencio desde el escenario, por un no breve espacio de tiempo que las fanáticas aprovecharon casi siempre para corearle el ya típico "Mijito rico".
Casi todo el show se desarrolló sin contratiempos y el artista se notó cómodo y contento, muy contrario a su último paso por el Festival de Viña del Mar cuando problemas en el sonido lo mantuvieron con la cara larga en gran parte del espectáculo.
Algo que sólo desde cerca se pudo percibir fue que cada cierto rato, en medio de las pausas que permitían sus canciones, aprovechaba de toser. Sin embargo, eso no afectó el espectáculo ni por un instante.
A lo largo de la hora 40 minutos que duró la presentación, Luis Miguel también le dio un espacio a los boleros, interpretados en su mayoría en forma de medley, y hasta a su propia versión del "Cucurrucucu Paloma".
Tras "Será que no me amas" y "Te propongo esta noche", el artista comenzó a despedir el show que pareció disfrutar en casi todo momento.
Solo hacía el final, mientras interpretaba "Labios de miel", un acople en el sonido le borró la sonrisa que había mantenido desde el principio. Con evidente enojo se acercó entonces a su encargado de sonido y lo miró con cara de "si las miradas mataran". El pequeño impasse, en todo caso, solo molestó al cantante, pues el público no acusó recibo y continuó disfrutando del espectáculo hasta que finalizó la canción y él, en medio de una lluvia de papeles, dijo adiós para irse a descansar y regresar al Movistar Arena este martes, a las 21 horas.