PARK CITY.- Robert Redford está bastante seguro de que éste año se está llevando a cabo la mejor edición del festival de Cine de Sundance que se haya realizado, y también sabe que las cosas tienen que cambiar.
Pero no las películas, porque la calidad, dice, es mejor que nunca, sino el tamaño. "Empiezo a escuchar algunos comentarios negativos sobre cómo se ha llenado y lo difícil que es ir de un lugar a otro cuando hay tráfico, y la gente en las calles y cosas así", afirma Redford. "Vamos a tener que darle un vistazo a eso".
Redford aún parece algo perplejo por la manera en que el festival ha crecido durante las últimas tres décadas. Lo ve como una combinación del estrechamiento de la industria del entretenimiento —cuando realizadores y actores tienen que buscar fuera de Hollywood para encontrar material y proyectos que vale la pena hacer— y como producto de la globalización.
"Cuando los actores muy conocidos vinieron, entonces llegaron los paparazzi. Luego, una vez que los paparazzi vinieron, las casas de moda llegaron. De repente esta cosa se salió de control", afirma riendo, porque la recesión de hecho ayudó a atenuar un poco la frivolidad.
Pero la gente continúa llegando en tropel, en busca de estar entre los primeros en ver el estreno de un realizador especial, como "Fruitvale Station", de Ryan Coogler, o "Whiplash", de Damien Chazelle.
"A medida que creció, también lo hizo la multitud y el desarrollo en Park City. Bueno, en algún momento, si estas dos cosas siguen creciendo, se van a empezar a estrangular una a la otra", cuenta el cineasta.
"Así que entonces tengo que pensar al respecto, ¿nos arriesgamos a ser quienes somos en el primer lugar? ¿Estamos en riesgo (de perder) el corazón y el alma de lo que éramos cuando empezamos con todo en contra? ¿Tenemos ahora que repensar las cosas?".
Las ideas sobre cómo el festival puede y debe evolucionar ya se arremolinan en el cerebro de Redford.
"Tienes un par de opciones. Puedes ponerte tajante y decir lo vamos a detener. Decir 'hasta aquí'. Déjalo ir. Que alguien más lo haga", dijo. "O dices, bueno, si deseas mantenerlo en marcha, no podemos mantenerlo en marcha de la manera como son las cosas".
Un pensamiento que tuvo Redford fue dividir el festival en secciones, en lugar de abarrotar narrativas, documentales, cortos y todo lo demás en 10 días apretados de enero. Así que, en este escenario, los largometrajes narrativos podrían reproducirse en enero, y febrero sería para los documentales.
"No sé si eso funcionaría o no", reconoce Redford. "Es sólo una idea que está rondando en mi cabeza".