Nicky Jam triunfando en Viña del Mar
Aton
VIÑA DEL MAR.- Un particular fenómeno se vivió anoche en la Quinta Vergara. Al principio de la noche el lugar estaba repleto de mujeres de veintitantos años, pero en cuanto Pablo Alborán salió a escena, los gritos que se escucharon durante la presentación asemejaban más a los de adolescentes. Así de impresionante era el nivel de euforia.
Eso sí, a pesar de que le cantaron "Mijito rico" desde la primera canción, no sólo hubo gritos. Corearon cada verso de las canciones del artista oriundo de Málaga. El compromiso era total. No por nada Alborán consiguió agotar esta noche rápidamente, algo que también se notó por parte de las decenas de revendedores de entradas que a las afueras del recinto intentaban comprar un ticket para venderlo más caro a alguna desesperada fan.
La emoción continuó durante todo el show y no sólo para el público. Las chicas del fan club realmente hicieron un trabajo organizado: desplegaron un gigantesco lienzo en galería como sorpresa y vaya que les resultó, ya que el cantante estaba feliz. Y no era el único. A un costado del escenario, De Moras jugaba con la cola de su vestido al bailar y ambos animadores terminaron saltando con la movida "Vívela", canción que dio fin al set.
A pesar de la molestia inicial por la salida del español, el asunto duró poco: Los Locos del Humor se ganaron rápidamente al público y lo hicieron reír desde el primer minuto. Esta vez, sin necesidad de una rutina tan controversial como la de 2014. Lo llamativo es que ya se empezaba a notar un cambio en el público.
Y aunque Chile brilló en la competencia internacional, ganando por mejor composición por "Te quiero" de Cristián y Lucía, la euforia del este primer triunfo local tras 12 años no le llegó ni a los tobillos al momento en que Nicky Jam partió su show.
En cosa de segundos la transformación estuvo completa y el público romántico de mujeres jóvenes había cambiado por familias con niños y hasta guaguas que al principio de la jornada estaban bien escondidos. La Quinta se convirtió en una pista de baile y el respetable se dedicó a perrear y gritar los hits del artista perdonándole cada nota desafinada... y eso que no fueron pocas.
La euforia al final del corto set, de unos 70 minutos de duración, paró de manera abrupta: Nicky Jam no estaba en el escenario, sino que en backstage acompañado de sus dos gaviotas y los técnicos desarmaban todo. Pero los asistentes se negaban a salir del lugar. En cambio, permanecieron en sus lugares y esperaron a que el astro volviera al escenario. Como eso no ocurría, comenzaron a pifiar. Y así se mantuvo la situación —con un acompañamiento musical del clásico "No nos vamos ni...."— durante tensos 10 minutos.
En un momento, mientras el reggaetonero hablaba desde backstage, surgió la ilusión de que la fiesta podía continuar, porque el cantante comentó que iba a volver. En ese momento, muchos emprendieron el regreso hacia sus puestos. Lamentablemente, hablaba de volver al país eventualmente, no de salir a cantar de nuevo. Al final, ya con guaguas dormidas a cuestas en el caso de algunos, el público empezó a abandonar la Quinta, no sin antes recordar que el Monstruo sigue ahí para mostrar su descontento (aunque no siempre lo tomen en cuenta).