Detalle de la portada de "Harry Potter y las reliquias de la muerte",
El Mercurio (Archivo)
SANTIAGO.- Cuando estaban imprimiendo "Harry Potter y la Órden del Fénix", el quinto libro de la saga creada por la británica J.K. Rowling, una de las medidas que se tomaron para que no se filtrara la trama del libro, fue que perros de raza pastor alemán custodiaron la imprenta.
Pero esa ayuda fue poca comparada con lo que se hizo para la siguiente entrega, "Harry Potter y el misterio del príncipe". Según contó Nigel Newton, el fundador de Bloomsbury, la editorial a cargo de la saga, las medidas de seguridad pasaron a otro nivel: "Fue una completa locura y estábamos en el ojo del huracán".
La razón es que en ese libro, el mundo del joven mago sufre una perdida que cambiaría a Potter y compañía para siempre. Por lo tanto, la preocupación ahora era interna: la imprenta se preocupó de que nadie pudiera sobornar a los empleados de robar una copia del libro.
Pero la situación se volvió crítica antes del lanzamiento del último título de la colección: "Harry Potter y las reliquias de la muerte". En Bloomsbury contaron con el apoyo de una agencia británica de seguridad. De hecho, la firma GCHQ contactó a la editorial luego de que llegara a Internet un borrador del escrito, que resultó ser falso.
Según la BBC, cuando la agencia GCHQ fue consultada sobre más detalles en su rol para proteger la saga, dijeron: "No comentamos sobre nuestra defensa contra las artes oscuras", en referencia a la popular franquicia.