BEIJING.- El director de cine chino Zhang Wei, famoso por retratar en sus producciones a los sectores más marginales de la sociedad china, decidió centrar su próxima película, "Rib" ("Costilla"), en las dificultades de la población transexual en China, la primera cinta que se hace sobre el tema en el país.
Zhang, empresario reconvertido en cineasta, contará en su filme las vicisitudes que atraviesa un adolescente de la provincia oriental de Zhejiang cuando su madre, cristiana devota, descubre que él quiere convertirse en mujer, según adelanta un comunicado de su agencia de comunicación, DDA Group.
Basada en hechos reales, el director chino no sólo aportará algo de luz sobre un asunto aún tabú en gran parte del país como es la transexualidad, sino que lo combina con la religión, un tema más público pero aún también delicado en el país comunista.
A través de la relación entre el joven y su madre, la película, cuyo rodaje empezará en el primer trimestre de 2017, será un relato sin precedentes de aspectos íntimos para la todavía conservadora sociedad china, en un momento en el que se han empezado a ver ciertos avances del colectivo de gays, lesbianas, bisexuales y transexuales (LGBT) del país.
Así, un tribunal del sur de China celebró en abril la primera vista sobre un caso de discriminación laboral contra un transexual, el primero de este tipo que se realiza en la potencia asiática.
También ese mes, un juzgado de la ciudad sureña de Changsha falló en contra de una pareja de homosexuales que había presentado una demanda contra el gobierno local para poder registrarse legalmente como matrimonio, tratándose del primer caso de ese tipo aceptado a trámite, lo que la comunidad LGBT china vio como un gran avance.
La película de Zhang, cineasta independiente que se ha consolidado con películas centradas en la exclusión social como "Destiny" ("Destino", 2015), que presenta la batalla de un niño autista por tener derecho a educación, o "The sound of a dream" ("El sonido de un sueño", 2016), que refleja la vida de una pareja ciega tibetana, pretende dar un nuevo impulso y visibilidad al colectivo.
"Espero que mis modestos esfuerzos ejerzan una influencia positiva en China, y estoy agradecido de haber obtenido el permiso del Gobierno chino para abordar temas que podrían haber sido tabú hace sólo unos años", indica Zhang en el comunicado.
Y añade: "Estoy plenamente convencido en contar esta importante historia pese a todas las dificultades que encuentre en el camino".