SANTIAGO.- Hace cuatro años el thriller político "La semana en que se juntan los siglos" se convirtió en un fenómeno de ventas a nivel nacional. Aquel libro narra con suspenso y excelente pluma lo que ocurre en Chile cuando una serie de misteriosos acontecimientos enlodan las celebraciones del Bicentenario. El robo de los restos de Bernardo O’Higgins y el secuestro de un submarino militar son sólo el inicio de la compleja trama ideada por su creador, quien se identifica simplemente como "El autor".
El enigmático escritor lanzó recientemente su segunda novela, "Las doce semanas. Washington DC". Allí la heroína de su obra debut, la periodista Marcela Correa, nuevamente aparece en escena para investigar una maquiavélica operación. Pero esta vez los hechos ocurren en la capital estadounidense.
La acción tiene como punto de partida una contundente venta de armas de Chile a Estados Unidos, la cual debe ser aprobada por el Senado en un plazo de 12 semanas. Servicios de inteligencia del país norteamericano, de Perú, Bolivia y algunas policías estatales, ponen en marcha una estrategia para suspender la iniciativa, a través de una red de escorts y de lobistas. La CIA también entra en acción, puesto a que se podría difundir un documento que puede poner en riesgo la presidencia de Barack Obama. En este escenario, el Presidente de Chile advierte que en el futuro el país quedará dividido en dos, debido al deshielo de los Campos de Hielo Sur. Esto obviamente puede gatillar una guerra con los países vecinos, y complejiza el panorama militar, político y social de la zona.
"El autor" accedió a conversar con Emol para entregar más detalles de su segunda obra, la cual lanzó de manera independiente y , fiel a su estilo, sin revelar su verdadera identidad en ninguno de los créditos del libro.
Tras los excelentes resultados que obtuvo "La semana en que se juntan los siglos” ¿Consideró en algún momento la posibilidad de publicar bajo su verdadera identidad?
-No. Hay muchos autores que publican con seudónimos, un ejemplo es John Le Carré, quien es un escritor en el que me inspiré para publicar la primera novela chilena de servicios de inteligencia y espías en Estados Unidos. Lo de "El Autor" es lo mismo, causó un fenómeno de marketing en nuestra literatura, y cuando les consulté en Estados Unidos a gringos nativos, latinos y europeos occidentales causó mucha impresión. Si algún día pudiese publicar fuera de chile, de la mano de una editorial, se produciría el mismo fenómeno. No me interesa que mi nombre aparezca en Google. Cuando tenga unas cuatro a seis novelas publicadas, quizá sea el momento. Para mí es importante que se asiente en el mercado la marca "El Autor". Aparte, si publicara con mi nombre no vendería nada, porque los lectores me conocen como "El Autor". Y me interesa que me valoren por lo que publico.
¿Cómo surgió la idea de incluir códigos QR en esta nueva publicación?
-En lo personal, desde niño quise ver las cosas desde otro ángulo y probar esquemas distintos, aun en mis trabajos y siempre me ha funcionado. La literatura cambió en el siglo XX con la aparición del cine. Entonces, me pregunté con "La Semana", ¿por qué la literatura no puede asemejarse más al cine en el siglo XXI? Me interesa buscar siempre algo innovador en lo que hago. Los QR no son obligatorios para leer la novela.
La inclusión de los códigos QR fue producto de una convergencia de experiencias. En lo personal, cuando leía algunas novelas y salía mencionada una locación importante, me daba lata no poder ver dónde se situaba.
En "La Semana" un gran acierto fue hacerla muy visual y detallar la ubicación de una farmacia, estaciones de bencina y una gran descripción de lugares por todos conocidos. Algunos se sorprendieron al saber que la tumba de los Carrera o el monolito con los corazones de los héroes de la Concepción estaban en la Catedral. Eso gustó mucho en los lectores. Así como toda la información histórica. Una vez un lector me dijo que cuando leyó "La Semana" los personajes escuchaban una canción de una película, y como la canción era tan importante, dejó su cama y fue a buscarla en su PC en Internet. Ahora, con esta apuesta, el lector con clic de su smartphone podrá escuchar la canción que escuchan los personajes, ver las locaciones donde transcurre la acción e interiorizarse de tópicos enciclopédicos.
¿Cómo ha percibido la recepción del público de esta innovadora iniciativa digital-literaria?
-Ha superado un 200% mis expectativas, quizá más. Sabía que iba a gustar, pero jamás imaginé que tanto. Como yo mismo realizo los despachos a librerías, aquello me ha permitido interactuar con los lectores. Luego de que lo compran y les hago una dedicatoria, les leo un párrafo; y cuando escaneo el código y escuchan la canción, la sonrisa les brota espontáneamente. Una lectora me llamó a los días para que le dijera el número de página en la que le había mostrado una canción de mi ex banda. También comentan lo bueno que es poder ver dónde transcurre la acción mediante Google Maps, ya no habrá que escudriñar en la Web.
Usted ha optado por impulsar su carrera como escritor de manera independiente, y los resultados han sido positivos. Considerando este antecedente, me gustaría saber qué opina de la industria literaria nacional.
-No es que haya optado, se dio porque "La Semana" fue rechazada por Alfaguara en marzo de 2010, por lo que me lancé a una piscina que sabía que estaba con agua, lo mismo que ocurrió con ésta, "Las Doce Semanas", porque mis publicaciones las testeo con veinte lectores, muchos a quienes no conozco. En las editoriales quienes toman la decisión de publicar un título son entre una y tres personas, lo que no siempre refleja la intención de compra de los lectores. En simple, realizo una muestra aleatoria entre los lectores y así proyecto la acogida, pero para llegar a ellos requiero difusión.
La industria editorial en Chile es como cualquier otra industria, en que las editoriales más grandes son las que dominan el mercado y que son las que tienen una red de contactos en los medios de difusión con los cuales pueden lograr que el 90% de los lectores de Chile conozcan lo que publican, lo que es válido y respetable. Eso yo no lo tengo, uno de cada ocho lectores, fácil, saben que "La Semana" existe. Lo digo porque cuando realizo los despachos a librerías me doy cuenta que la mayoría no la conoce.
Con una editorial de las grandes mis ventas serían muy superiores, no quiero parecer pedante pero es un hecho objetivo y uno por ello no se puede sentir mal; y con la difusión en medios, como ésta entrevista más otras, alcanzaría ventas para entrar a los rankings, porque todos dicen que es superior a "La Semana".
¿ Y está trabajando en una próxima novela?
-Sí, en la precuela de La semana en que se juntan los siglos: "Los Días En que Las Cámaras Ocultaron La Historia". A la vez, tengo unas cuatro más concluidas en su esencia; una novela de amor con una conspiración de por medio; otra paranormal, basada en hechos reales; también, otra de la saga desarrollada en 2016, ésta ya con tres meses de trabajo. Y tengo una en planes para de aquí al 2020, una novela histórica comercial de las que no se han escrito en Chile, ésta, la cual ya estudié, me interesa mucho, porque sería innovadora en nuestra literatura. Siempre estoy escribiendo, enfocado en una, pero a la vez tranzando líneas en una o dos más. Justamente estos días espero la evaluación de una editorial sobre mi segunda novela escrita en 2004, no publicada. Ojalá pueda entrar a una editorial importante, porque sin difusión es difícil salir adelante; que haya ocurrido en el pasado, no implica que vuelva a ocurrir.