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"El día de la independencia: Contraataque" escuda mediocridad en elaborados efectos especiales

Veinte años después del lanzamiento de la taquillera película estadounidense, el cineasta Roland Emmerich retoma la historia para mostrar lo que ocurre en la Tierra cuando los extraterrestres deciden volver por su revancha.

21 de Junio de 2016 | 07:25 | Por Francisca González, Emol
SANTIAGO.- "El día de la independencia" no es recordada como una obra maestra del cine de ciencia ficción, pero indudablemente sí fue un fenómeno de taquilla que marcó a muchos. La película del realizador alemán Roland Emmerich se anotó un gran logro al recaudar 817 millones de dólares tras su debut en 1996, y además selló el paso de Will Smith desde la pantalla chica a la gran industria de Hollywood. El relato de una invasión extraterrestre al planeta Tierra en las vísperas del 4 de julio no sólo sedujo al país protagonista, sino que también a la audiencia global. Prueba de ello es que el 62% de las ganancias del filme provinieron –precisamente- de fuera de Estados Unidos. Por lo anterior, no fue del todo sorpresivo que hace un par de años se diera luz verde a una secuela, nuevamente con Emmerich en la dirección.

Luego de un publicitado proceso de pre y post-producción, finalmente la continuación de la historia llegará a las salas de cine nacionales el próximo jueves 23 de junio, con "El día de la independencia: Contraataque" . Y aunque se trata de una cinta con excelentes efectos especiales y un espectacular despliegue técnico, lo cierto es que su guión carece de ideas originales y de un buen planteamiento del conflicto.

La historia se centra en la revancha de los extraterrestres. A dos décadas de la derrota del 4 de julio de 1996, los alienígenas regresan al planeta para exterminar a la raza humana. Los encargados de hacerles frente son los mismos que lo hicieron en el pasado, con excepción del capitán Steven Hillar —puesto a que Will Smith no quiso retomar el papel. Decisión comprensible si se considera que actualmente es uno de los actores más cotizados y mejor evaluados de Hollywood—.

La secuela sí trae de regreso al Presidente Whitmore (Bill Pullman). El ex Mandatario ya no tiene una salud óptima, y aún sufre pesadillas relacionadas con la traumática invasión alienígena del ‘96. A ello se suma, además, una sensibilidad especial para percibir la presencia de este tipo de criaturas. Su hija, Patricia (Maika Monroe), trabaja como asesora del actual Gobierno y cuenta con entrenamiento militar de la Fuerza Aérea. A este último organismo también pertenece el hijo de Steven Hillar, Dylan (Jessie T. Usher), y el novio de Patricia, Jake Morrison (Liam Hemsworth). Ambos cumplen misión en una base militar instalada en la Luna.

Por otra parte, David Levinson (Jeff Goldblum) ahora es la máxima autoridad del Área 51, y su padre (Judd Hirsch) se dedica a dictar conferencias sobre su experiencia luchando contra los extraterrestres. El recordado dr. Brakish Okun (Brent Spiner) sigue con vida, pero en estado de coma al interior de la central dirigida por Levinson.

Aunque la película está ambientada en la presente década, el mundo que se refleja en ella es distinto. Hay notorios avances científicos y tecnológicos que fueron desarrollados después del intento de invasión. En el Área 51, por ejemplo, hay armas letales contra extraterrestres, y en las calles es posible ver vehículos voladores. La estación militar en la Luna también da cuenta de estos cambios.

A nivel social y político también hay modificaciones. Los países están más unidos y hay un sentimiento de hermandad en toda la raza humana. Por ello, esta secuela incluye menos alusiones al patriotismo estadounidense. Incluso hay personajes nuevos oriundos de China y de África. Esto es posiblemente uno de los aspectos más rescatables de la historia.

Es innegable que "El día de la independencia: Contraataque" se esfuerza por innovar, pero el guión confeccionado por el director Roland Emmerich junto a Dean Devlin (y otros tres autores que no participaron en la primera entrega) plantea más interrogantes de las que es capaz de responder con ingenio. En consecuencia, varios conflictos se solucionan de manera vulgar e incluso ridícula. Burdo es también el tratamiento que recibe una pareja de científicos homosexuales presentada en el filme.

Superficial es también el desarollo de los personajes. El rol de Dylan Hillar, por ejemplo, poco aporta a la acción. Su presencia es totalmente prescindible, y también lo es la de muchos otros pilotos incorporados en el filme.

Pero la poca inteligencia del relato queda en segundo plano cuando se producen escenas de acción que requieren de elaborados efectos especiales. La destrucción de ciudades y los enfrentamientos de naves en el aire, fueron ejecutados a la perfección por un equipo especializado de más de 600 expertos en la materia. El realismo de las escenas es destacable, y hace que valga la pena ver la cinta en 3D.

"El día de la independencia: Contraataque" está sobrecargado de lugares comunes, incluso más que la primera entrega. No obstante, los productores tienen confianza en el proyecto, pues la tercera parte ya está confirmada.
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