Imagen del primer capítulo de "Amor en juego".
Chilevisión
SANTIAGO.- No fue una tarea fácil. Unas dos mil personas participaron del casting inicial y fueron pasando por coladores como exámenes sicológicos y pruebas de cámaras. Finalmente, sólo quedaron tres parejas, un soltero y una soltera por cada capítulo de "Amor en juego", el nuevo dating show de Chilevisión.
El programa tiene de conductor a Marcelo Arismendi y debuta el martes 19, e irá tres dias a la semana a las 22:30 horas. La dinámica del espacio es introducir cada caso los martes, desarrollar las relaciones los miércoles y exponer el desenlace los jueves.
En el papel la mecánica suena simple: una participante será seducida por otras cuatro personas del sexo opuesto. Tres tienen una pareja —quienes tiene claro el plan y ayudan a sus respectivos intereses amorosos con una estrategia para ganar— y una está soltera, pero esa información no la sabe el o la pretendiente.
El desafío es que al final de los tres programas, el o la soltera elija al soltero del sexo opuesto. Si es así, se quedan con los 10 millones de pesos del premio. En caso de que se decida por alguien que tiene pareja, ellos se convierten en los ganadores porque lograron su engaño.
El problema es lo anterior no es simple. "Hay muchos de ellos que no están dispuestos. Igual hay gente que lo encuentra entretenido y dice: "Esto es para saber si realmente estamos bien juntos, es como una prueba de fuego para nosotros", explica Claudia Olea, quien es la directora de contenidos del programa desarrollado por equipo del director Juan Pablo González con base en "Fool Around...With My Girlfriend/Boyfriend" de Endemol.
Pero, obviamente, una cosa es la teoría y otra lo que ocurre al momento de ver en pantalla a la pareja seduciendo a una tercera persona. Nada de raro, entonces, que a lo largo de las grabaciones se vean todo tipo de reacciones, como llantos, peleas e incluso gente que amenaza con irse del programa.
Olea explica: "Vienen por lana y salen trasquilados: entran muy seguros pensando 'Vamos a jugar', porque esto no es como "Manos al fuego", donde una parte de la pareja le tiende una trampa al otro que no tiene idea. Acá saben los dos y hablan mucho afuera. Dicen 'Vamos a hacer esto', pero cuando entran ven que todo es muy distinto a lo que hablaron y se dan cuenta que no aguantan".
"Hay algo que los detona, que los vuelve locos adentro. Es que igual es difícil ver a tu pareja con otro", dice Olea. Marcelo Arismendi, agrega: "Te puedes imaginar lo que puede hacer tu pareja, pero verlo a través de una pantalla es un mundo absolutamente distinto y las reacciones ahí se viven a concho".
Es por eso que en su rol de conductor del espacio le ha tocado ver situaciones complejas derivadas de los celos que genera ver al pololo o polola coquetear, darle besos o tocar a otra persona. "Cuando me enfrento por primera vez quienes están en el búnker, siempre pasan cosas especiales, especialmente cuando son hombres. Cuando voy a conversar con ellos se la cargan conmigo, creen que la culpa es mía".