Freeman interpreta al jefe Ilderim en la producción que se estrenará el próximo jueves 18 de agosto en Chile.
Paramount Pictures.
LOS ANGELES.- Morgan Freeman tiene fama de ser duro con la prensa. Suele ser serio y poco locuaz, pero a veces se relaja y muestra su lado más humano, incluso demasiado.
Eso ocurrió en un reciente encuentro con la prensa en un hotel de Beverly Hills, cuando rompió el hielo mediante un ruidoso eructo. "Perdón, es que acabo de comer guacamole", dijo el actor de 79 años a los reporteros que llegaron allí para conversar de su nueva cinta, "Ben-Hur".
En la nueva versión cinematográfica de la novela de Lew Wallace, del cineasta Timur Bekmambetov, Freeman interpreta al jefe Ilderim. El elenco es completado por Jack Huston como Judah Ben-Hur, Tobby Kebell es Messala Severus y el brasileño Roberto Santoro es Dios.
"No es difícil dar vida a la divinidad si quieres saber la verdad", explica el actor al comenzar a hablar de este nuevo proyecto. "La gente me dice: 'Encarnaste a Dios (en "Todopoderoso"). ¿Cómo preparaste el papel?", cuenta.
"¿Yendo a la iglesia? No. Leyendo el guión, así es como preparas un personaje", asegura.
La seriedad tiñe las palabras. Es la actitud que siempre ha tenido Freeman a lo largo de su carrera.
A las puertas de convertirse en octogenario, el actor se sorprende cuando le preguntan por qué sigue actuando.
"Es un trabajo", apunta. "Escuché esta historia -tal vez es falsa, pero a mí no me lo parece-", avisa.
"Es sobre un actor mayor. La última noche vivo escribió antes de dormir: 'Yo trabajo'. Esto es realmente lo que hacemos, buscamos trabajo. Cuando eres tan afortunado como yo, de vez en cuando te encuentras con películas extraordinarias", afirma.
Freeman no esconde su escepticismo sobre la existencia de Dios. De hecho cree que la humanidad "lo inventó". Pero considera que una película tan religiosa como "Ben-Hur" merece ser contada varias veces.
"Hay muchas cosas buenas en esta historia que de alguna manera nos educan: la idea de redención, tolerancia, perdón y amor. Todas estas cosas nos hacen querer ser mejores personas", apunta.
Aunque sea agnóstico, Freeman hace suyas palabras religiosas para hablar de política, en un año electoral cargado de tensiones raciales.
"Esto es América. Y América significa esperanza. Siempre nos recuperaremos. Siempre nos daremos cuenta de que, como pueblo, estamos del lado de Dios".
