Pamela Anderson protagonizó varias portadas de la revista para adultos Playboy.
La Segunda
SANTIAGO.- ¿Quién mejor para hablar de pornografía que alguien que haya trabajado en ella? Es por esa razón que Pamela Anderson, ex conejita Playboy, se tomó todas las atribuciones correspondientes para pedirle a los hombres que dejen de ver porno.
En un ensayo titulado "Take the Pledge: No More Indulging Porn", publicado por The Wall Street Journal, la actriz, junto con el rabino Shmuley Boteach, criticó duramente la industria del entretenimiento para adultos y se refirió a los peligros que ésta trae.
"Entiendan, el porno es para perdedores. Es una aburrida e inútil salida para la gente que es demasiado perezosa como para aprovechar los amplios beneficios de salud sexual", aseguró Anderson.
Según explicó, la pornografía tiene "efectos corrosivos en el alma del hombre y en su habilidad de funcionar como marido y, por extensión, como padre", y puso de ejemplo el escándalo de "sexting" que protagonizó el ex congresista estadounidense Anthony Weiner, y que esta semana provocó un escándalo sexual en la campaña presidencial de Hilary Clinton.
Weiner tuvo que renunciar en 2011 a su cargo en el Congreso, luego de que se hiciera público el intercambio de mensajes de alto contenido con una de sus amantes. Incluso en una de las fotos enviadas, aparece el político desnudo, y a un costado de la imagen, su hijo de cuatro años.
Este hecho, pese a que no involucra contenido pornográfico, es calificado por la ex protagonista de "Guardianes de la Bahía" como un "peligro adicional de la pornografía".
"Desde nuestras respectivas posiciones de rabino-consejero y ex modelo de Playboy y actriz, a menudo hemos advertido acerca de los efectos corrosivos de la pornografía en el alma de un hombre y en su capacidad de funcionar como marido y, por extensión, como padre. Esto es un peligro público de gravedad sin precedentes", aseguró.
En el ensayo, Anderson aseguró que la adicción al porno "empeorará" por medio de las nuevas generaciones y que su consumo excesivo genera que los hombres tengan una vida sexual menos satisfactoria con sus parejas.
