BERLÍN.- Los años no pasan en vano para Kings of Leon. El séptimo disco de la banda estadounidense, Walls, llega con un sonido maduro pero fresco; seguro de sí mismo y a la vez novedoso.
"Sabíamos que queríamos ser distintos", asegura Matthew Followill, guitarra solista de la formación, mientras asiente a su lado el batería, su primo Nathan Followill, hermano a su vez de los otros dos integrantes del grupo: el cantante Caleb y el bajista Jared.
"Sabíamos exactamente cómo queríamos que sonase este CD, qué aspecto debía tener. Teníamos un plan completo de cómo queríamos que fuese este álbum. Queríamos sonar distinto, especialmente a los últimos dos discos", asegura por su parte Nathan.
Matthew considera que la banda se había acomodado algo, que se habían quedado "de alguna forma estancados" y que necesitaban salir de su "zona de confort", abandonar la complacencia, en busca de un nuevo sonido, de una evolución musical tras 17 años juntos.
Por eso, explican, se mudaron temporalmente a Los Angeles para grabar allí —como ya hicieron en sus dos primeros trabajos— y ficharon a Marcus Dravs, un productor que había trabajado anteriormente con artistas como Arcade Fire y Coldplay.
A favor de este cambio musical también ha soplado el viento de la creciente estabilidad familiar de los miembros del cuarteto, explica Nathan: "éste es el momento en el que más asentados estamos como personas fuera de la banda", reconoce.
El resultado es un disco con diez temas que oscilan entre el alegre y roquero "Waste a moment", seleccionado como primer single, y "Walls", la enigmática e intensa balada que cierra el álbum y da nombre al nuevo trabajo del cuarteto de Nashville (Tennessee). Este tema, el primero que compusieron para el nuevo disco, encajaba además perfectamente con el nuevo aire que querían darle a este disco.
"Era un nombre atractivo. Por eso de elegir una nueva dirección, de sonar diferente y de tener una imagen distinta", comenta Matthew, a lo que Nathan agrega que la idea de "muros que caen", una frase que se repite en la canción, encaja muy bien con un disco "más fresco y refrescante".
Pese al nombre del tema y del disco, "muros" en español, la banda asegura que no pretende lanzar ningún tipo de proclama en clave política en medio de la campaña electoral de su país, donde uno de los candidatos aboga por levantar un muro en la frontera con México.
"No tiene nada que ver con política. No somos una banda que grite desde los tejados lo que opina. En privado sabemos lo que pensamos y lo que queremos, pero no había una intencionalidad política. Es una coincidencia", asegura Nathan.
De cualquier manera, Walls supone un claro golpe de timón con respecto a los últimos dos discos de la banda, los mellizos musicales Come Around Sundown (2010) y Mechanical Bull (2013).
También resulta una evolución significativa sobre los primeros tres del cuarteto, Youth & Young Manhood (2003), Aha Shake Heartbreak (2004) y Because of the Times (2007), caracterizados por un rock sureño más descarnado.
Aunque sin fechas concretas, la banda está convencida "al cien por cien" de que el próximo verano la gira de este nuevo disco les llevará por todo el mundo, incluidas América Latina y España. Esta podría ser su tercera visita a Chile, tras su debut en 2005 y su regreso para Lollapalooza el año pasado.