El disco muestra a la banda en plena forma y no como una triste sombra de sí mismos.
Suicidal.
SANTIAGO.- Para quienes siguen a Suicidal Tendencies desde sus inicios, allá por inicios de los ochentas, la salida de World Gone Mad es la ratificación de un estilo único en el que confluyen la ferocidad del thrash con el desparpajo del punk y un sentido del groove propio del funk. Incluso, hay cuotas del viejo y hardcore californiano en esta mezcla condenada al fracaso y que, por obra y gracia de los músicos que han militado en la banda, se ha mantenido e incluso ha influenciado a varias generaciones de músicos posteriores.
El dato duro dice que este es el segundo trabajo de canciones originales de la banda de Los Angeles luego del álbum de 2010 titulado No Mercy Fool!/The Suicidal Family, un disco de versiones actualizadas de propios temas del conjunto. Fue en 2013 cuando el vocalista Mike Muir, el único integrante que permanece en el conjunto desde sus inicios, y el guitarrista Dean Pleasents, parte de Suicidal Tendencies desde el año 1996, decidieron dar nueva vida con el disco 13, trabajo en el que mostraron que el grupo no había perdido el filo de antaño.
Ahora, tres años después y con una nueva banda, lo que hace Suicidal es ratificar el paso anterior. Y gran parte de eso es, precisamente, gracias al conjunto que los acompaña: la segunda guitarra de Jeff Pogan, el bajo del chileno Ra Díaz y la batería de una estrella como el ex Slayer, Dave Lombardo. Estos escuderos de lujo, le imprimen la fuerza necesaria para que el sonido de Suicidal se mantenga y explore uno que otro matiz a su ya conocida velocidad y potencia.
Uno de los factores que hace a World Gone Mad un álbum que merece ser escuchado es que a pesar de ciertas indulgencias, el virtuosismo de los músicos hace que temas algo ambiciosos como "The new degeneration" o track que cierra el disco, "This world", no pierdan el foco principal que le imprime Muir y compañía a este registro: que todo sea potente y veloz. Por lo mismo, no extraña que World Gone Mad se inicie con una elegía explícita a Ozzy Osbourne en "Clap like Ozzy" o que en "One Finger Salute", se apele a la raíz punk de la agrupación. En todos estos ejemplos, más allá del gran trabajo de guitarras, lo que de verdad sorprende es cómo Lombardo y el chileno Ra Díaz construyen una sólida base para los riffs de Pleasents y Pogan. De hecho, el bajista brilla en varios pasajes de este trabajo y ni hablar del ex Slayer, que con su pegada le da más músculo a las canciones de Suicidal.
Mike Muir ha dejado entrever que este podría ser el trabajo final de Suicidal Tendencies. Si así fuere, sería una muy buena forma de cerrar la historia del grupo: con un disco a la altura de su historia y que además, muestra a la banda en plena forma y no como una triste sombra de sí mismos, algo que sin dudas tiene que ver con esta banda de lujo de la que se rodeó Muir y Pleasents para completar World Gone Mad.