"El libro negro de la justicia chilena" fue publicado recientemente por Ediciones B.
El Mercurio.
SANTIAGO.- "Cuando lancé el libro la primera vez estuvo rodeado de gente que me decía que tenía que irme inmediatamente de Chile, como José Miguel Varas, quien un día antes del lanzamiento bromeaba con eso. No tenía consciencia de lo que iba a pasar. Ahora, poder lanzarlo en este clima de tranquilidad, o de libertad de expresión distinto a 1999, es liberador". Con estas palabras la periodista Alejandra Matus describe lo que significa para ella, en términos personales, la reciente reedición de "El libro negro de la justicia chilena", el cual llegó a librerías con dos nuevos capítulos que hacen hincapié en los actuales problemas del Poder Judicial.
Matus actualiza su polémica investigación quince años después de haber regresado al país, tras haber recibido asilo político en Estados Unidos. La periodista tuvo que abandonar Chile el 15 de abril de 1999, dos días después de haber publicado el tomo, para evitar ser procesada luego de ser acusada de atentar contra la Ley de Seguridad del Estado. El ex-presidente de la Corte Suprema, Servando Jordán, encabezó aquella acusación. La reportera de la Universidad Católica primero escapó a Argentina y luego pidió ayuda a Estados Unidos. En ese país vivió hasta 2001, año en que se cerró la investigación de su caso en Chile.
El nuevo tomo de "El libro negro..." incluye información acerca de las influencias utilizadas en la elección de Jueces de la Corte Suprema, el poder del dinero dentro del sistema judicial, y el gran negocio que significa la justicia en Chile.
Aquellos tres ejes son explorados por la docente de la Universidad Diego Portales en el nuevo prólogo, titulado Gatopardo. En él también se abordan los problemas en la estructura del Ministerio Público.
"No se podía hablar del libro. No hubo un debate, y lo que me gustaría humildemente es que ahora la atención sí se ponga en la justicia"
Alejandra Matus
Matus recuerda que la primera vez que se publicó el libro, el debate se centró en la prohibición del mismo y en el asilo que recibió en el extranjero. Pero esta vez espera que se pueda ir más allá. "Producto de la censura, lo que pudimos hacer fue conversar sobre la ley, sobre si era correcto pedir o no asilo. Pero no se podía hablar del libro. No hubo un debate, y lo que me gustaría humildemente es que ahora la atención sí se ponga en la justicia", cuenta.
"Existe la falsa impresión de que la justicia cambio y no hay nada que cambiar. Muchas cosas permanecen, y otras han empeorado, como el sistema de nominación de los jueces de la corte suprema, el poder del dinero y los centros de negocios del poder judicial: notarías, conservadores. ¿Cómo se efectúan las designaciones, quienes se benefician de estos nombramientos? Ahí hay una gran caja de pandora que existía en aquel momento, pero que ahora se ha intensificado", explica la periodista.
"No hay un solo modelo de poder judicial. Los ciudadanos en cualquier democracia tienen el pleno derecho a opinar al respecto"
Alejandra Matus
La investigadora plantea en la nueva versión de "El libro negro…" el concepto del "besamanos" en la obtención de cargos altos en el sistema. "El más grave está en las designaciones de los ministros de la Corte Suprema, porque antes si eras ministro de la Corte de Apelaciones y querías subir a la Suprema, primero tenías que obtener el beneplácito de un lote de la Corte Suprema y después en el Ministerio de Justicia. Ahora no basta con eso. Ahora hay que además tener el apoyo de una de las grandes corrientes sentadas en el Congreso. Entonces tienes que hacer un recorrido más largo: tienes que conseguir que te nombren en una quina, después conseguir que el Ministerio de Justicia te seleccione y que en las negociaciones que se dan bajo cuerdas te apoye alguno de los dos conglomerados, y para eso tienes que pedir el favor de los partidos políticos. Y eso atenta contra la independencia de los jueces de la Corte Suprema", señala.
Matus espera que su investigación sirva para acercar el tema a la ciudadanía y se abra un debate. "Espero que por lo menos la gente tenga información. Y que así como se ha atrevido a cuestionar temas tan difíciles de comprender como el sistema de AFP, también le pierda el miedo al tema jurídico - técnico, y se atreva a decir qué poder judicial quiere. No hay un solo modelo de poder judicial. Los ciudadanos en cualquier democracia tienen el pleno derecho a opinar al respecto", concluye.