SANTIAGO.- Iglesias en Chile, Perú y Argentina son blanco de certeros y brutales ataques terroristas. ¿Su objetivo? Robar los restos de José Miguel Carrera, Francisco Pizarro y José San Martín. ¿Quién está detrás de estos atentados y por qué? Precisamente eso es lo que Alberto Prat, agente del Vaticano, y Esteban Saavedra, comisario de la PDI, intentarán desentrañar en una verdadera carrera contra el tiempo.
Esta es solo parte de la electrizante trama de "Código América" (Suma de Letras, $ 14.000), el nuevo thriller del periodista, escritor y académico Carlos Basso, quien precisamente hace un año sorprendió a los lectores con "Código Chile".
Con altas cuotas de suspenso e intriga, Basso combina en "Código América" ?cuya presentación en la FILSA será el próximo 5 de noviembre, a cargo de Francisco Ortega y Jorge Baradit? antiguas logias y grupos secretos nazis en una trama que llevará a sus protagonistas a seguir la pista de la legendaria Ciudad de los Césares.
Cuando hace un año publicaste "Código Chile", ¿ya tenías en mente una secuela?
-Más que una secuela, "Código América" es una novela diferente, en la cual participan algunos de los personajes de "Código Chile", pero no es necesario haber leído esta para entenderla. Dicho eso, te cuento que cuando estaba terminando "Código Chile" ya pensaba en una nueva novela y tenía en mente una trama. Recuerdo que en marzo o abril del año pasado estuve en Bogotá y fui a visitar la Iglesia de Nuestra Señora del Carmen, en el barrio de Candelaria. Apenas la vi entendí que un lugar tan increíble como ese debía estar en una futura novela, y hoy incluso aparece en la portada de "Código América".
Tal como lo indica su nombre, la trama de "Código América" se desarrolla en varios países de la zona. ¿Qué desafíos representó expandir la acción de esta nueva historia más allá de Chile?
-Es un desafío complejo, pues tal como lo hice en "Código Chile", tuve que viajar a todas las partes que aparecen mencionadas en el libro, básicamente con el fin de lograr descripciones lo más detalladas posible, para imprimir no solo verosimilitud al texto (que es ficción), sino también para contagiar a los lectores respecto de la atmósfera de los lugares, de las sensaciones, de los ambientes que existen en ellos. Eso es algo muy entretenido y apasionante, pero me implicó caminatas de 25 o más kilómetros diarios, a pleno sol, en algunas ciudades como Lima o Buenos Aires, buscando diversos lugares que utilizaría luego en la novela. Del mismo modo, viajé a Nazca, a la ciudad de Caral (en el norte de Perú), así como a Montevideo, donde fui a ver, entre otras cosas, la sede de la secta Moon en ese país.
Durante tu trabajo de investigación, ¿hubo alguna entidad u organismo gubernamental que te impidiera el acceso a datos específicos?
-No en este caso, pues por ejemplo todo lo que tiene que ver con el nazismo de post guerra y que aparece en esta novela, son temas que ya había reporteado previamente, así que en su mayoría se trata de antecedentes que ya están publicados y que, por ende, no están sujetos a clasificaciones de inteligencia. Por cierto, habría sido fabuloso saber si es verdad que en el palacio Barolo de Buenos Aires (como informaron los principales diarios de esa ciudad, el año pasado, luego de un robo) funcionan varias oficinas de contrainteligencia, pero en realidad, sé que haberlo preguntado habría sido inconducente.
Un eje fundamental en la trama de "Código América" es la búsqueda de la Ciudad de los Césares. ¿Por qué elegiste este mito en particular?
-Porque creo que es el mito más poderoso e importante que existe en Chile y muy pocas personas lo conocen, en realidad, pues al menos en mi época de escolar se nos hablaba de mitos bastante más inofensivos, por decirlo de algún modo, como el caleuche o el trauko, en circunstancias que solo la mitología chilota posee leyendas mucho más interesantes que esas, como la del imbunche (que de algún modo menciono también en esta novela): ese ser horrible, antinatural, con una tercera pierna que le sale de la espalda y que roba y come bebés.
Volviendo a los Césares, existe toda una tradición al respecto en la literatura chilena, cuya expresión más reciente es la trilogía de Pancho Ortega, y eso no es en vano: Chile se cimienta, a nivel subconsciente, en función de ciudades perdidas. Tenemos, por ejemplo, Las Infantas, ciudad destruida por los mapuches después del alzamiento de 1598, respecto de la cual ni siquiera sabemos dónde estaba; la Civita diaboli, como los jesuitas llamaban a la ciudad misteriosa que pretendían encontrar al sur del Bío Bío, durante la época de la guerra defensiva; tenemos la ciudad inca sobre la cual Pedro de Valdivia asentó Santiago; y, por cierto, la leyenda de una ciudad fabulosa, la Ciudad de los Césares, para la cual existen tres posibles localizaciones, de acuerdo a la documentación que existe: cerca del estrecho de Magallanes, en alguna parte del Chile continental entre Aysén y Chiloé, y en la precordillera de Osorno, que es donde la ubicó también Luis Enrique Délano en su novela "En la ciudad de los Césares". Y donde también la emplacé yo, aprovechando el hecho de que me crié en esa zona, por lo cual la conozco bastante bien, y de que tengo dos amigos que son expertos en senderismo, que viven en Osorno, y que me ayudaron a diseñar las rutas que se describen en el libro, por lo cual aparecen mencionados como personajes en el mismo.
¿Y qué otros "misterios" chilenos te interesaría explorar como escritor?
-Uf, hay mucho qué hacer allí, desde el ámbito de la ficción. Un proyecto inconcluso que tengo (lo empecé a escribir y no lo he terminado) es el de los crímenes de Emilio Dubois, investigados en Chile por Sherlock Holmes, personaje que me fascina, por cierto, a tal punto que la primera novela que publiqué tiene a sir Arthur Conan Doyle como uno de sus protagonistas. Otro libro que me gustaría escribir tendría como protagonistas a nuestro gran héroe naval de inicio del siglo XX, el Piloto Pardo, junto a sir Ernest Shackleton y al almirante Byrd pues, pese a los años de distancia entre un episodio y otro, tengo una idea muy entretenida de algo que los puede unir, ficticiamente, claro.
También me encantaría escribir algo acerca de Isla de Pascua y sus misterios, que es un gran tema, pero por sobre todo tengo como objetivo literario, a mediano plazo, escribir una novela épica situada al interior de la Ciudad de Los Césares, lo que es una empresa de magnitud importante, en la cual ya he avanzado, por cierto, y cualquiera que lea "Código América" entenderá a qué me refiero.
Francisco Ortega te incluyó dentro de la trama de "Andinia", aludiendo a una supuesta nueva novela tuya titulada "Código Europa". ¿Habrá nuevos casos que el padre Alberto Prat investigue?
-Aún no lo sé. Es algo que debo pensar. Lo de Pancho y "Código Europa" es algo que se le ocurrió mientras escribía y al final fue casi profecía autocumplida, aunque el apellido del libro es "América" y no "Europa". En principio tengo ya esbozada la trama, pero tampoco transcurre en el continente europeo, sino entre Chile y varias ciudades estadounidenses. Lo que aún no decido es si tendrá los mismos personajes (me inclino a que no sea así), pero sí te puedo adelantar que el género será el mismo: un thriller con muchos elementos históricos, enigmas, persecuciones y acción.
¿Y puedes contarnos algo sobre tus próximos proyectos de no ficción?
-En no ficción estoy terminando un libro que tentativamente se llama "Chile top secret", que contendrá varias historias que he reporteado en los últimos años, relativas a diversos hechos ocurridos en Chile desde la Segunda Guerra Mundial hacia delante. Allí hablaremos de la KGB en nuestro país, de los nazis, de Fidel Castro y de otros temas que me son recurrentes. Ese libro, que se publicará por el sello Aguilar, debería estar saliendo a la venta en el primer semestre de 2017 y, a continuación, debo terminar otro libro de investigación, en el cual llevo años de trabajo, relativo a Colonia Dignidad. Luego de ello podré abocarme, quizá, a alguno de los proyectos que te mencionaba antes.