SANTIAGO.- No es el primer elepé doble que el grupo de San Francisco saca (ese honor se lo lleva And justice… for all, de 1987) ni el más largo (Load, de 1996, lidera la lista), pero el trabajo que trae de regreso a Metallica a ocho años de Death magnetic sin duda posee características de ambas épocas del grupo: desde las ambiciones más progresivas que Hetfield, Ulrich, Hammett y Trujillo puedan concebir a los riffs más rockeros y modernos que el cuarteto pueda componer, todo está comprimido en Hardware… to self-destruct, décimo disco de estudio en el que Metallica trata de convivir con fantasmas pasados pero mirando de reojo al futuro.
Los poco más de setenta minutos de música que presenta el global de este nuevo trabajo tiene para todos los gustos: desde manifestaciones thrash de la vieja escuela como "Hardwire", en la que incluso muchos se han apresurado a decir que representa un sino de los tiempos actuales en Estados Unidos gracias a la frase "We are su f***ed/S*** out of luck" que aparece en la canción y que retrata los momentos desesperados que se viven en el país del norte, los mismos que paradojalmente, padeció Metallica con Reagan a la cabeza y que retrataron sus trabajos de la década del ochenta. El inicio, agresivo y directo, va diluyéndose entre los otros temas de este doble trabajo. Quizás se mantiene en "Atlas, Rise!" pero en "Now that we're dead", el grupo decanta por exponer su lado más rockero con "Moth into the flame", volver a la velocidad de sus riffs. Curiosamente, estas canciones que se nutren de la influencia más thrash de Metallica hablan de un mundo desolado, líderes decadentes y masas ignorantes, temáticas que el cuarteto en sus primeros álbumes también había repasado, cuando el conservadurismo gobernaba en Estados Unidos.
La primera parte de Hardware… to self-destruct finaliza con "Dream no more", un híbrido curioso pero efectivo entre los riffs del llenos de groove de su álbum homónimo, la imaginería de Lovecraft que apareció por primera vez en la música del grupo el año 1984 y cierta tendencia —mínima, en todo caso— al sonido moderno del Load, y "Halo on fire", una épica composición de ocho minutos en la que el grupo sigue desarrollando temáticas relacionadas con falsos ídolos, al tiempo que musicalmente, exhibe lo mejor de su repertorio.
Esa misma vara es con la que se inicia la segunda parte del nuevo trabajo de Metallica. Musicalmente, "Confusion" debe estar entre lo mejor de este disco y la pista siguiente, "ManUNkind" trata de mantener esa línea más progresiva y oscura que el grupo desarrolla en esta segunda mitad. Pero, como suele suceder en álbumes de estas características, la cantidad de información que posee esta parte de Hardwire… to self-destruct atenta contra la efectividad de su primera mitad y hace que, en su segundo disco, algunos riffs de Hetfield y Hammett ya se hayan escuchado antes, como en "Here comes revenge". Pese a esto, esta pista sigue siendo de las mejores en el global del disco.
La figura de Lemmy Kilmister y Motörhead fue fundamental para el nacimiento de Metallica y por ello no sorprende que el cuarteto le haya dedicado una canción completa, como es el caso de "Murder one", en la que recorren varios títulos de canciones creadas por el fallecido bajista. Sorprende, eso sí, que lo hayan hecho con un tema de tan bajas revoluciones y no como predicaba la música de Lemmy. Este corte antecede al último del disco doble, "Spit out the bone", en el que Hetfield, Ulrich y compañía regresan a los riffs veloces que evidenciaron en la primera mitad de este trabajo y que revelan a un grupo que, tal como declama el título de esta canción, está dispuesto a escupir todo lo que el grupo de veteranos rockeros tiene que decir sobre su país, sus líderes y el mundo en general.
Cuesta aproximarse desde un solo ámbito al nuevo elepé doble de Metallica. La nostalgia, presente desde que el grupo decidiera volver a sus "raíces" en Death magnetic, sigue presente y lo cierto es que en estos más de setenta minutos de música aparece de forma muy resumida la historia musical de más de tres décadas de trayectoria: desde el thrash visceral a las ambiciones del riff más orientado a las masas, pasando por las influencias progresivas y metafísicas que el cuarteto de San Francisco ha exhibido en sus mejores trabajos. Tanta información pasa la cuenta y, en ocasiones, Hardwire… to self-destruct es un registro algo cansador, en especial en su segunda parte. Pero ese es el sino de los discos dobles y Metallica, que desde siempre ha sido un conjunto ambicioso, bien lo sabía a la hora de este trabajo que, pese a todo, sigue siendo lo mejor que la banda ha hecho en el último periodo de su historia.
Metallica / "Hardwire… to self-destruct" (Blackened, 2016)
Canciones:
Disco 1: 1. Hardwired, 2. Atlas, rise!, 3. Now that We’re dead, 4. Moth into flame, 5. Dream no more, 6. Halo on fire
Disco 2: 1. Confusion, 2. ManUNkind, 3. Here comes revenge, 4. Am I savage, 5. Murder one, 6. Spit out the bone.
Músicos: James Hetfield (voces, guitarras), Kirk Hammett (guitarra), Robert Trujillo (bajo, coros), Lars Ulrich (batería).
Producción: James Hetfield, Lars Ulrich, Greg Fieldman.