SANTIAGO.- Bruno Mars es, sin dudas, un productor dotado de un oído sublime cuando de escribir y arreglar melodías pop se trata. Ya lo probó en su trabajo de 2012 Unorthodox jukebox, de donde se extraen canciones como "Locked out of heaven", un éxito que hasta la fecha sigue cosechando divisas en las radios del mundo. Lo hizo también con "Uptown funk", el tema en el que colaboró con Mark Ronson y que, polémicas y demandas aparte, hizo que la ya famosa la figura del artista originario de Hawaii alcanzase el estatus de estrella mundial. Eso y un directo avasallador, como prueba su comentado acto del entretiempo del Súper Tazón de 2014, confirman que la buena estrella del multifacético artista no fue cosa del momento, como se pudo suponer. Y eso, es lo que ratifica su más reciente entrega, 24K Magic.
Los avasalladores datos del primer single que se extrae de este trabajo, "24K Magic", hablan de una contradicción en tiempos de ventas reducidas: Bruno Mars vende y mucho. Eso está, claramente, directamente relacionado con la habilidad de Mars como productor y que en este nuevo álbum, se explota al máximo. Salvo "Perm", en el que el artista y sus colaboradores honran la memoria de James Brown con un funk a la vieja usanza, los treinta y tantos minutos que registra 24k Magic son una rendición completa al Soul y R&B que nació en la resaca del disco –la década del 80– y que en los noventas, se nutrió de las primeras aproximaciones del rap y el hip-hop. Justamente, lo que Mars había prometido.
Aunque no sea tan variado como su antecesor, Mars explota bien sus armas e influencias para este nuevo disco. Sabe cuándo recurrir a trucos que Prince en su momento utilizó en "Chunky", la pista que sigue al primer sencillo. De la misma forma, el hawaiano es un maestro a la hora de manejar los tiempos: la primera parte presenta muestra el lado más funk de Mars, para después ir decantando en el R&B más duro con "That's what I like", "Versace on the floor", "Straight Up & Down" y "Calling all my lovelies". Estas canciones, que recuerdan pasajes del mejor Michael Jackson de finales de los ochenta, también cumplen con la premisa "romántica" que ya había adelantado Mars. Especialmente la última pista mencionada, en la que el músico canta "I got Alicia waitin'/Aisha waitin'/All the 'ishas' waiting on me" a la vieja usanza de esas canciones de "macho" rechazado, baladas típicas del R&B de los noventas, en la que Mars alcanza su punto álgido en este registro.
Los temas que cierran 24K Magic prueban nuevamente el sentido del tiempo en la construcción de un disco. Se mezclan los beats acelerados de "Finesse" con la delicadeza y robustez de "To good to say goodbye", un tema en el que Mars brilla en su prestación vocal y que, como buen productor, es el elemento de la canción que justamente se coloca al centro de todo acompañamiento, ya sea de los sintetizadores que van doblando las líneas vocales y de bajo o del piano, que construye la b ase de esta canción final.
Una de las claves de esta nueva entrega de Bruno Mars radica en el uso de teclados y sintetizadores para dar peso a sus nuevas pistas. Salvo en "Perm", el resto abunda en la utilización de estos instrumentos, que sirven tanto para recrear las épocas prometidas como también, para dar más peso a las baladas, que en este trabajo abundan. Y es que sin ser tan inmediatas como sus anteriores composiciones, lo que Mars muestra en su nuevo disco sigue siendo material de primera clase y, algo inusitado en un artista catalogado como un "súper ventas", un trabajo de autor: lo que se escucha acá es a Bruno Mars en estado puro.
Bruno Mars / "24K Magic" (Atlantic, 2016)
Canciones:
1. 24K Magic, 2. Chunky, 3. Perm, 4. That’s what I like, 5. Versace on the floor, 6. Straight Up & Down, 7. Calling all my lovelies, 8. Finesse, 9. Too good to say goodbye
Artista principal: Bruno Mars.
Producción: Jeff Bhasker, Emile Haynie, Shampoo Press & Curl, The Stereotypes.