SANTIAGO.- Era uno de los espectáculos más esperados del año, al menos por parte de los fanáticos y nostálgicos de la música de Soda Stereo. No sólo porque disfrutarían de un show que reuniría los éxitos más recordados de su catálogo musical, sino que también por cómo la compañía Cirque du Soleil llevaría la música de Gustavo Cerati y compañía a un montaje circense.
"Sép7imo día - No descansaré", el musical dirigido por Chantal Tremblay y el autor Michel Laprise e inspirado en la agrupación trasandina, aterrizó este miércoles por la noche.
Esta es la primera apuesta latina creada por el colectivo canadiense que se viene gestando hace cuatro años, cuando Diego Saenz, productor ejecutivo y CEO de PopArt Music; Roberto Costa, productor y fundador de PopArt Music; y Daniel Kon, manager de Soda, viajaron a Montreal con el objetivo de armar un número en conjunto.
En su debut en el Movistar Arena estuvieron presentes los dos sobrevivientes de Soda Stereo, Zeta Bosio y Charly Alberti, quienes no pisaban tierras nacionales juntos desde "Me verás volver", gira que los juntó en 2007, época en que Cerati consolidaba su carrera como solista con el disco "Ahí vamos" (2006).
En medio de la oscuridad, las voces en off de Cerati, Bosio y Alberti anuncian la partida del show, mientras en el centro del recinto, una jaula contiene a L'Assoiffé, el personaje principal del musical que representa a un adolescente que se eleva por los cielos al ritmo de "En el séptimo día" hasta llegar a un semicírculo que representa el planeta de la banda, donde todo es sinónimo de libertad y expresión.
Los primeros minutos del show resaltan más por la música de Soda, la escenografía y el vestuario más que por los actos acrobáticos circenses del Cirque du Soleil, que en la jornada de anoche experimentó un pequeño problema técnico con el sonido, deteniendo la presentación por unos breves minutos.
Los momentos más atractivos de "Sép7timo día" son, sin duda, cuando los riffs se mezclan con las piruetas más osadas de los acróbatas, como en el caso de "Prófugos" y "En la ciudad la furia".
También con las distintas intervenciones que algunos de los 35 artistas en escena realizan entre la gente. "En remolinos", por ejemplo, una flor de metal se desplaza mientras una acróbata realiza pruebas de equilibrio en su interior ó la danza de una sirena y un guitarrista en una enorme pecera con "Hombre al agua" de fondo.
Es así que la historia de L'Assoiffé se va mezclando con hitos de la carrera de Soda Stereo hasta encontrarse en un punto donde se cruzan personajes que encarnan a animales, astronautas, flores y Grisailles (jóvenes del planeta donde llega) con visualizaciones de distintos hitos de la banda, entendiendo que el show no se basa exclusivamente en hablar de éstos, sino más bien en sus creaciones musicales.
Uno de los momentos que genera un quiebre una pausa emotiva se produce con una versión acústica de "Té para tres", donde los asistentes son invitados a cantar e iluminar el recinto con sus teléfonos celulares.
Pero lo atractivo del espectáculo no sólo es la música de Soda Stereo, ni las acrobacias o las instancias que generan complicidad con el público. Las proyecciones psicodélicas, los colores, los videos, y los juegos visuales, están cuidadosamente estudiados y ensayados, situando la apuesta a la misma altura de otros musicales realizados por el colectivo canadiense como con Elvis Presley ("Viva Elvis"), Michael Jackson ("One") y The Beatles ("Love").
En ese sentido, Cirque du Soleil efectuó un trabajo prolijo de lo que fue Soda Stereo para el público latino y el fanático devoto podrá darse cuenta de ello.
Vale la pena ver "Sép7imo día – No descansaré", más allá de si hay fervor excesivo por las creaciones la Cerati y compañía. Para quienes poco y nada han escuchado la música de los argentinos, este número – que recoge las canciones del más reciente álbum lanzado por la banda, “Séptimo día” – se posiciona como un excelente resumen visual y sonoro de lo que fue la carrera de Soda Stereo a más de 30 años desde su creación.
