Fotografía de Lula Almeyda. Cortesía de la autora, Paola Molina.
SANTIAGO.-
"Tiré para no decir que no, para no ser pesada, para no hacerlos sentir mal, para pagar la cita a la que me habían invitado. Tiré porque ya estaba en su casa y sería descortés dejarlo con ganas"; Paola Molina (Santiago, 1990) cuenta con sinceridad brutal distintos episodios de su vida en el libro "Confesiones de una soltera" (Plaza Janes, $10.000), que fue lanzado hace pocas semanas y ya figura en el ranking de libros más vendidos.
"Todo comenzó como una fanpage de Facebook", explica la autora, quien agrega que en ese entonces, año 2015, recién había terminado con un pololo y se había "vuelto loquita". "Tras el término pasé por dos etapas, la primera fue ir por la vida llorando en los rincones, y la segunda, ponerme a escribir para no sentirme tan patética", comenta entre risas.
"A las niñas nos enseñan a avergonzarnos de cosas que son absolutamente normales"
Paola Molina
En tono humorístico, Molina, quien es diseñadora de profesión, reflexiona a través de 27 cuentos, en torno a asuntos delicados como el abuso sexual, la muerte de su madre o la "autoviolación", "que es cuando una mujer toma mucho para acostarse con un hombre, que quizás no le gusta tanto, pero le hace sentir incómoda rechazarlo", explica.
Las redes sociales fueron su trampolín hacia el éxito editorial, al igual como lo fue de otras autoras como Camila Gutierrez ("Joven y alocada") y Martina Cañas (nombre ficticio, "Relatos de una mujer borracha").
"El internet ha ayudado a democratizar las voces", dice la autora, y agrega: "A través de estas plataformas se han podido hacer visibles las voces de mujeres de clase baja".
En "Confesiones de una soltera", la autora retrata a Solte, su alter ego, haciéndose un test de embarazo en un baño público, robando paltas de un supermercado o intimando con un desconocido en la calle. Dice que es una forma de romper con los moldes de lo que se considera femenino. "Crecimos leyendo la Revista Tú, que en su sección de 'Trágame tierra', contaba relatos como: 'Eructé sin querer frente al chico que me gusta' o 'se me vio el bretel del sostén ¡¡qué vergüenza!!", o sea,
a las niñas nos enseñan a avergonzarnos de cosas que son absolutamente normales". La autora considera que su libro se enmarca "regio" en los movimientos feministas actuales.
Maipú presente
En el cuento #Supersalvaje, Molina relata un día en que una vecina les regaló entradas para ir a la tele: "En ese instante, vimos la luz encandilante de la fama que se nos avecinaba. Íbamos a conocer a Felipe Camiroaga, a la Karencita y, sobre todo íbamos a salir en la tele. Lo primero que dijo la Natalia era que las cámaras aumentan cinco kilos. La María José agregó que había que ir con ropa brillante para destacar entre el público, y el Marco, con su incipiente homosexualidad, dijo que quería un autógrafo de Felipe en el pecho".
Paralelo al feminismo, con esta obra la autora libra su propia pequeña batalla, la de representar a las comunas periféricas de Santiago. "En la TV se muestra Maipú como una caricatura", dice. "En la teleserie 'Pituca sin lucas' (Mega), por ejemplo, hacían el gran contraste entre Maipú y la clase alta, y mostraban las casas de la ciudad satélite como si fueran equivalentes a vivir bajo el Mapocho. Bueno, esas casas son las más caras de la comuna (ríe)".
Actualmente, Molina trabaja en el guión de dos nuevas series web: una sobre las trabajadoras sexuales y otra que sigue en la línea de "Confesiones de una soltera".