SANTIAGO.- Por primera vez desde que están confinadas en la cárcel, las internas del Centro Penitenciario Femenino (CPF) de San Joaquín, pudieron volver a ver sus casas. "Mira, aquí estamos cocinando alcachofas, que a ti te gustan tanto ¡Ojalá te pudiera llevar!", le dice a una de las internas, un familiar mientras le muestra las ollas sobre la cocina. A algunas de las reclusas, sus familiares les piden disculpas por no haberlas visitado; ¡Ánimo, ya queda poco!, les dicen a otras.
Llevar lentes oculus de realidad virtual 360° a la cárcel, fue una iniciativa de la cineasta Catalina Alarcón (Santiago, 1990), quien imparte desde hace seis meses el taller de "Cine documental, maternidad y cárcel" en el CPF de San Joaquín.
El taller, en el que participaron 12 internas, primero tuvo una etapa en la que visionaron numerosas piezas audiovisuales de realizadoras iberoamericanas, "siempre cruzadas por temas de género", dice Alarcón. Luego, invitaron a cuatro cineastas chilenas a presentar sus películas en la cárcel, entre ellas Marcia Tambutti, directora de "Allende mi abuelo Allende". "Ahí las internas pudieron preguntarles cosas, conversar y tomarse fotos", explica la gestora del proyecto. Por último, como actividad final, llegó la tecnología de realidad virtual que les permitiría viajar a su casa por unos minutos.
"La idea de realizar esta actividad nace de la necesidad que vimos de las internas de conectar con sus familias", explica la cineasta, quien cuenta que durante el taller trabajaron con fotografías familiares de las internas, y estas provocaban una conexión muy fuerte con las imágenes. Entonces, pensando en como replicar esa experiencia, llegaron a la idea de llevarles lentes de realidad virtual; los que permiten, en quien los lleva puestos, la sensación de estar en el lugar que le muestran, y mirar en cualquier dirección dentro de ese espacio.
"Para gestionar esta actividad, yo personalmente llamé a cada una de sus familias para contarles de qué se trataba el proyecto y agendar una visita a sus casas", cuenta Alarcón, quien comenta que tuvo que moverse por varias partes de Santiago y de Chile. "La cámara en 360° se la entregábamos a un familiar de la casa, quien recorría el espacio contándole lo que quisiera a la interna, las cosas cotidianas", explica. "Gracias a las familias, que se entregaron por completo a la actividad, pudimos realizar este proyecto", agrega.
¿Cómo es la realidad de las internas dentro de las cárceles en Chile? Alarcón comenta las cosas positivas y negativas que pudo ver durante su experiencia. "El mayor problema es la reinserción. Se supone que la cárcel te aisla de la sociedad para que tu puedas volver a ser 'una buena persona', para que cambies, pero ¿cómo vas a cambiar si cuando sales vuelves a estar inserto en una realidad social problemática, rodeada de drogas, donde desarrollarse es prácticamente imposible?", dice.
Aún así, Alarcón destaca algunas cosas buenas. "En San Joaquín tienen un Liceo que ya se lo querría cualquier comuna. Tienen proyector, biblioteca y talleres desde jardinería hasta astronomía, y ahora el taller de cine. Estas iniciativas son importantes para adquirir habilidades blandas y aumentar el autoestima de las internas. Ahí es donde se produce el verdadero cambio, cuando la persona se da cuenta de que realmente puede cambiar", señala.
Una emocionante sorpresa
"El día de la actividad de realidad virtual había mucho nerviosismo en el ambiente", dice Alarcón, quien explica por qué decidieron que fuera sorpresa. "Lo hicimos para cuidarlas, porque sabíamos que el saber que iban a poder ver a sus familias generaba mucha ansiedad", dice, y añade: "Ese día todos estábamos ansiosos, las gendarmes muy atentas a la llegada de los lentes oculus, y de mi parte, mucho nerviosismo porque tenía miedo de que fuese demasiado impactante para ellas".
Armaron un ambiente de contención y cuando estuvieron listas, pasaron de una en una, las 12 internas instalándose los lentes. "La reacción fue impresionante, había una necesidad kinética de moverse en el espacio, tocar con sus manos. Se sorprendían cuando miraban a la derecha y estaba, por ejemplo, su hermano. Fue mucho más de lo que yo esperaba", cuenta la cineasta.
Alarcón dice que todas las reacciones fueron conmovedoras y que las internas lograron trasladarse de manera emocional hasta sus casas. "Una de ellas incluso pudo ver a su abuela después de muchos años sin verla", cuenta. "Gracias a esta actividad pudo verla por última vez, porque está muy viejita y enferma. Ella lo sabía, cuando estaba con los lentes oculus lloraba porque sabía que la estaba viendo por última vez, sentada en el living de su casa, hablándole. Ver a una persona emocionarse así es movilizador, uno siente que está haciendo las cosas de manera correcta", concluye la cineasta.
A fines de septiembre, comenzarán a impartir el taller en la Cárcel Femenina de Valparaíso, y el próximo año, pretenden postular a distintos fondos para llevar el proyecto "Volver a casa" a más cárceles de Chile.