SANTIAGO.- "El hospital colapsó y los enfermos comenzaron a aglomerarse en sus alrededores. Se instalaban en las bancas de la plaza frente a la puerta principal o a la sombra que por las mañanas daban sus muros. Allí se quedaban, a la espera de novedades, en grupos que primero fueron de tres, luego de seis y pronto llegaron a diez, después a veinte y finalmente tantos que la plaza fue sobrepasada por una multitud que apenas sí tenía fuerzas para reclamar".
Esta es una de las varias escenas que describen el colapso de "la primera Antofagasta" en las páginas de "Dios nos odia a todos" (Emecé, $ 9.900), la nueva novela del escritor Patricio Jara ("Prat", "Geología de un planeta desierto", "Antipop"). Un libro que se construye a partir de la premisa de que en 1873, una imparable plaga se extiende por las costas del Pacífico, dejando un reguero de muerte y caos. Una enfermedad casi olvidada, pero cuyo solo nombre es capaz de helar la sangre de las personas: la peste negra.
De esta forma, Jara revive la misma plaga que casi exterminó a Europa hacia fines de la Edad Media, pero en un norte que aún no sospecha el futuro estallido de la Guerra del Pacífico. Lo que permite que, por momentos, "Dios nos odia a todos" se lea como una novela tributaria al subgénero de la historia alternativa, pero también como una obra que apela al miedo instintivo ante la amenaza del exterminio absoluto.
-La peste negra acabó con cerca de un tercio de los habitantes de Europa en el siglo XIV. ¿Qué te motivó a elegir esta enfermedad e instalarla en las costas del Pacífico en la década de 1870?
-Siempre me ha interesado la prehistoria del norte de Chile, entendida como esos diez años anteriores a 1879. En la poca bibliografía que hay al respecto se habla mucho de pestes y epidemias que hubo en ese entonces, por lo tanto ahí estuvo el detonante, la primera imagen para esta historia. Pero eso fue el comienzo, la primera pata de la mesa. Además, este es un proyecto muy antiguo. Comencé a trabajarlo en 2002, antes de que se publicara "El sangrador". La historia tuvo muchas versiones y en las últimas traté de esforzarme en el lenguaje, secarlo, recortarlo, quitarle adjetivos, adverbios, quitarle espectacularidad a la voz en beneficio de lo que está contando.
-"Dios nos odia a todos", ¿es una novela histórica contrafactual, de desastres o de terror?
-Creo que es una mezcla de todo. Trabajar con material ocurrido en el pasado lejano da cierta libertad. Sobre todo porque el proceso de investigación tiene la misma intensidad que el de escritura. Algunas personas que la leyeron me han dicho que cuando está a punto de convertirse en una novela de terror, se transforma en otra cosa y luego en otra cosa y en otra más.
-La peste llega a Antofagasta producto del arribo de un barco a la deriva cargado de muertos. ¿Esto es una cita-homenaje al "Demeter", el barco en el que Drácula viaja de Rumania a Inglaterra?
-No lo había visto de ese modo. Claro que puede ser. Hace tres o cuatro siglos los océanos estaban llenos de barcos a la deriva. Bueno, hasta ahora, la verdad. No hace mucho se publicaron noticias de la llegada a Estados Unidos de algunas embarcaciones perdidas en el tsunami de Japón.
-La trama avanza sobre la premisa de lo frágil que es la sociedad moderna y sus instituciones. ¿"Dios nos odia a todos" podría haberse ambientado en el presente?
-Toda novela ocurre en el momento en que se lee, por más que hable de épocas pasadas. Todo libro siempre es presente porque su lectura involucra a un acto que ocurre en un instante que, por lo general, es aquí y es ahora.
-En términos literarios, ¿qué valor le otorgas al subgénero de la ucronía?
-No tengo en mente esos conceptos cuando escribo, pero de seguro que sirve para los expertos y sus formas de categorizar la literatura. Además, este libro es tan antiguo... Tampoco lo tuve en mente con "Prat", que es de 2009, y que por suerte se leyó como lo que era: una pequeña biografía novelada. Cuando trabajo, solo me preocupo de poner por escrito lo que tengo en la cabeza de la manera más precisa.
-¿De qué manera este nuevo libro dialoga con otras obras tuyas como "Quemar un pueblo" o "El sangrador"?
-Dialoga muchísimo. Lucio Carbonera es uno de los protagonistas de "Dios nos odia a todos", pero antes había aparecido en "Quemar un pueblo" como dueño del circo freak. Y en esa novela se dice que antes del circo, Lucio fue parte de las tropas del general golpista Quintín Quevedo, quien a su vez es un personaje clave de "El sangrador".
-¿Y es cierto que el título de tu novela cita un disco de la banda Slayer?
-Claro que sí. Es un disco de 2001. Es tan buen título que también lo tomaron para la novela que hizo famoso y a la vez hundió a Hank Moody, el protagonista de la serie "Californication", que comenzó a emitirse en 2007. Para entonces, yo tenía tres borradores de mi novela.