SANTIAGO.- Pearl Jam era uno de los platos fuertes de la octava versión chilena de Lollapalooza y con una puesta en escena sólida, nuevamente encantó a los asistentes que llegaron hasta el VTR Stage para ver a los músicos de Seattle que el martes recién pasado brindaron un show mucho más íntimo en el Movistar Arena.
La agrupación realizó su segunda presentación en la edición local del festival. Al igual que la primera actuación en el Parque O'Higgins, en 2013, Eddie Vedder y sus compañeros interpretaron los éxitos más conocidos de su carrera en dos horas y 15 minutos de concierto.
Pasadas las 21:30 horas, el despegue de Pearl Jam -que incluyó pirotecnia al finalizar- fue con la potente "Corduroy", pero luego la intensidad bajó con "Elderly Woman Behind The Counter In A Small Town" y le siguió "Nothingman".
Tras volver a hacer saltar a los fanáticos con "Why Go", del emblemático Ten (1991) y "Do The Evolution" (Yield, 1998), el carismático Eddie Vedder saludó a sus seguidores en un español mucho más ensayado y pidiendo en varias ocasiones tener cuidado de no ejercer presión contra la reja, para evitar algún incidente.
Pearl Jam genera magnetismo y esta jornada de día viernes quedó más que demostrado. Para los fanáticos y los no tanto, causa siempre atracción y/o curiosidad la actuación de los rockeros que en esta pasada diseñaron su setlist pensando en mostrar lo más conocido de su carrera, como "Even Flow", "Daughter", "Porch", "Last kiss", "Jeremy" y "Alive".
Con "Can't Deny Me", su nuevo sencillo, Vedder nuevamente hizo una crítica política al Gobierno de Donald Trump, llamando a los asistentes a elegir autoridades que estén comprometidas con su gente. Uno de los grandes momentos de la noche fue cuando apareció en el escenario usando una máscara del Mandatario de EE.UU. con una nariz de payaso y bebiendo una botella de vino.
Entre Pearl Jam y Chile hay una relación sólida y los músicos demostraron que existe un amorío con nuestro país. No por nada llegaron una semana antes e incluso el bajista Jeff Ament se dio tiempo para conocer las Torres del Paine y colgó este viernes de uno de sus bolsillos la bandera magallánica.
Vedder y los suyos no aburren, y en este segundo concierto en menos de una semana, lo comprobaron. La banda encantó y sorprendió con sus canciones. El vocalista no paró de sonreír al ver a hombres y mujeres coreando con toda fuerza sus canciones, regaló vino y abrió una segunda botella cuando obsequió la primera a los fans que se encontraban más próximos a la reja.
Pearl Jam ya es una de las bandas que en estas tierras juega de local. No aburre, no desentona, no es monótona. Y aunque el cansancio de las caminatas y la exposición al sol de muchos pasó la cuenta a varios fanáticos, estos lograron sacar energía desde lo más profundo para ver el cierre de la primera jornada de Lollapalooza, a cargo de uno de los conjuntos de rock más trascendentales de los últimos 30 años.