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Libro de la semana: "Yo seré la última" o la dolorosa historia de una sobreviviente del genocidio y trata de personas en Irak

Nadia Murad tenía 16 años cuando el Estado Islámico asedió su pueblo: mataron a los hombres y a las mujeres jóvenes, como ella, las convirtieron en esclavas sexuales. Hoy es defensora de los derechos humanos.

01 de Abril de 2018 | 09:32 | Por Constanza Troncoso M., Emol.
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Plaza&Janés
SANTIAGO.- "No era consciente de que, mientras yo iba al colegio, una insurgencia anónima allanaba el camino para que el Estado Islámico emergiera en las aldeas aledañas a la nuestra. Tribus de todo Irak intentaron rebelarse contra el mandato suní de Bagdad y contra los estadounidenses. Se acostumbraron a tal forma de violencia, que muchos suníes de mi edad se criaron conociendo solo la guerra y la interpretación fundamentalista del islam. El EI fue fortaleciéndose en esas aldeas situadas al otro lado de nuestras fronteras, una chispa que yo no advertí hasta que ya se había convertido en una hoguera".

La narración es de Nadia Murad. Una joven que tenía 16 años y vivía con su familia en el pequeño pueblo de Kocho cuando las crecientes tensiones en Irak desencadenaron que el autodenominado Estado Islámico asediara su pueblo y convirtiera su otrora vida campesina, en una auténtica pesadilla.

"Yo seré la última. Historia de mi cautiverio y mi lucha contra el Estado Islámico" (Plaza & Janés, $16.000) es el ejemplar en que la joven comparte su testimonio y memorias de aquellas épocas cruciales de su vida, y absolutamente desgarradoras. "Vivíamos en un mundo nuevo. La vida en Kocho se detuvo porque todos se quedaban en casa por miedo", cuenta.

Murad es yazidí, una religión minoritaria que no era parte del conflicto que aquejaba a Irak, pero que con el avance de la violencia y la represión de quienes no practicaban el islam, llegó el día en que todos los miembros de su comunidad fueron arrancados de sus hogares. La autora narra cómo los hombres y mujeres mayores fueron asesinados en un pelotón de fusilamiento, y mientras los varones jóvenes eran enlistados para las fuerzas yihadistas, las chicas se convirtían en sabayas, esclavas sexuales. Ese fue el destino al que Nadia Murad fue condenada.


"Las sabaya pueden ser entregadas como presente y vendidas como así lo decida su dueño, 'porque no son más que una propiedad', reza el panfleto del Estado Islámico (...) Un dueño puede tener relaciones sexuales con una esclava prepúber, dice el texto, si ella es 'apta para el coito', y si no lo es, 'puede gozar de ella sin penetrarla'". Murad explica que las atrocidades son justificadas "con versos del Corán y leyes islámicas medievales, que el EI usa de forma selectiva".

"Yo seré la última" explica los horrores que tuvo que pasar la autora, con miembros de su familia asesinados o desperdigados por el mundo sin poder comunicarse, y con su propio cuerpo pasando de dueño en dueño y siendo abusada por múltiples desconocidos.

En este plano es donde se hacen patentes la brutalidad de la guerra y las atrocidades cometidas bajo justificaciones religiosas, pero por sobre todo, que no hay nada más real que el dolor humano.

El padecer de Murad -que no está ni cerca de acabar cuando por fin logra huir de sus captores-, la llevó a convertirse en una activista por los derechos humanos.

Un año y tres meses después de que el EI llegara a Kocho, la autora fue convocada para contar su historia en un foro de las Naciones Unidas, en Suiza. "Temblaba al leer mi discurso. Con toda la calma de la que fui capaz, les hablé a aquellas personas de cómo habían tomado Kocho y habían secuestrado a chicas como yo para convertirlas en sabaya. Les hablé de como me habían violado y apaleado en repetidas ocasiones y de cómo por fin pude escapar (...)", narra en el texto.

"[Entonces] no tenía idea de que de pronto empezaría a trabajar con los activistas yazidíes que dirigían Yazda (organización conformada para ayudar a los practicantes de su religión que están en peligro) y que comenzaría una nueva vida", sostiene Murad en su libro. "Ahora sé que nací en el corazón de los crímenes que se cometieron contra mí".
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