Jaime Valenzuela - DG Medios.
SANTIAGO.- No es menor calificar el último paso de Radiohead por el país como un episodio magistral dentro de la historia de los conciertos en vivo en nuestro país y, además, quizás tampoco sea exagerado concluir que su reciente espectáculo superó con creces el debut local de la banda de 2009.
Pasaron ocho meses para que Thom Yorke, Jonny y Colin Greenwod, Ed O' Brien y Phil Selway volvieran a realizar un show y su regreso a los escenarios tuvo lugar este miércoles en el Estadio Nacional, en el marco del festival Santiago Urbano Electrónico (SUE). El recinto deportivo de Ñuñoa se repletó con la intención de mirar nuevamente un show diverso en aires musicales, y en donde la baja temperatura y la amenazas de precipitaciones no parecían ser temas de importancia para algunos espectadores.
Pasadas las 21:04 horas, la instrumental y atmosférica "Treefingers" del álbum Kid A (2000), aquel disco donde Radiohead comenzó a embarcarse en otra dirección musical distinta al rock de guitarras más duras, fue la que dio el inicio a un recital que equilibró de forma perfecta el material más clásico y nuevo de los ingleses.
"Daydreaming", de lo más reciente, A Moon Shaped Pool (2016) inauguró el encuentro y con "Ful Stop" apareció un Thom Yorke figura, carismático, sonriente y bailarín, que parecía estar disfrutando de cada segundo de su interpretación al tiempo que se daba cuenta cómo el público replicaba varios de sus movimientos.
El quiebre vino con "Airbag", que abre OK Computer (1997) , uno de sus trabajos más alabados dentro de toda su discografía y que el año pasado cumplió 20 años de su salida al mercado. El ambiente se agitó aún más y los rockeros, que tranquilamente se movían en el escenario, eran también testigos de la potencia de la audiencia que Yorke hacía callar entre risas al finalizar algunas de sus canciones.
"Gracias a todos. Buenas noches", fue la frase que salió de la boca del líder tras una intensa
"Myxomatosis" que causó un efecto hipnótico acompañada de un psicodélico juego de luces al compás de un bajo fuerte y profundo.
Entrando a
"Pyramid Song" (
Amnesiac, 2001) Radiohead se conectó con la fanaticada que de manera sólida coreó sus líneas mientras el vocalista figuraba sentado al piano. Después de
"Everything In Its Right Place", "Let Down" tuvo un arranque seco y explosivo que preparó el ambiente melancólico para dar paso a una suave interpretación de
"Street Spirit (Fade Out)", perteneciente a la placa
The Bends (1995), la que probablemente es una de sus primeras creaciones que con el paso de los años ha tomado más relevancia y peso.
De las guitarras a las perillas y de las perillas a la percusión, un ensimismado
Jonny Greenwood agarró las baquetas para
"Bloom" ganando la atención de todos,
reafirmando de paso que es uno de los músicos más versátiles de su generación. Los saltos, coros y gritos regresaron con
"Weird Fishes",
"2 + 2 = 5" y
"Bodysnatchers".
Y antes de hacer la primera pausa de la noche, Radiohead retornó a sus raíces con una sentida "Fake Plastic Trees" y una estruendosa ejecución de "The Bends", que sorprendió y emocionó a varios.
La agrupación de Oxford cerró con dos potentes composiciones: "Paranoid Android" y "Karma Police", que sacaron más de una sonrisa a Yorke y O'Brien, quizás aún algo pasmados por el fervor de sus seguidores.
Radiohead anotó una impecable nueva visita a Chile que en poco más de dos horas y media de show desplegó un catálogo de 26 canciones para todos los gustos, recogiendo cada pieza más relevante de sus distintas épocas.
La emoción se vivió a flor de piel de principio a fin, desde la canción más bailable hasta la entrega más estremecedora poniendo al público a los pies de una banda que parece no tener miedo de ir más allá en sus experimentos musicales y que sus seguidores han sabido abrazar con la misma madurez con la que los músicos avanzan en su siempre admirable carrera.