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Barraco Parra se arrepiente de vender inéditos del antipoeta: "La cagué, pero no me robé el Louvre"

El hijo menor de Nicanor Parra se sinceró en extenso sobre la polémica de los objetos robados a su padre, de la cual él es el principal responsable. "Siempre pensé que las iba a recuperar", expresó.

17 de Abril de 2018 | 09:59 | Redactado por C. Troncoso, Emol.
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Nicanor Parra y su hijo Juan de Dios, "Barraco". 1992.

La Segunda (Archivo)
SANTIAGO.- "Cuando tu padre vive convertido en una figura pop idolatrada es fácil que termine creyéndosela. Y todo se trataba de él. Eso se volvió agotador. Yo necesitaba un padre, no a Mick Jagger. Y aún así nunca corté del todo. Mi papá siempre me dijo, hasta la última vez que lo vi: tú siempre serás mi guagua". Con esas palabras Juan de Dios "Barraco" Parra se sincera por primera vez en extenso, en la Revista SML, sobre los cabos sueltos que quedan tras la muerte de su padre, el famoso antipoeta que falleció a los 103 años.

Las últimas apariciones de Nicanor Parra estuvieron ligadas al desafortunado episodio de la pérdida y venta ilegal de algunos de sus cuadernos y objetos personales. El principal responsable de haber entregado estos artículos es precisamente Barraco, quien declara: "La cagué vendiendo algunos cuadernos y papeles de mi padre, pero no me robé el Louvre. Sus cosas eran también mis cosas, y siempre lo tomé como un empeño. Siempre pensé que las iba a recuperar".

El hijo menor de Parra, cuya madre es la última esposa del antipoeta Nury Tuca, asegura que el grueso de los elementos que vendió fueron a parar a manos de los libreros César Soto y Carlos Vera, "lo de Soto y Vera no está bien. Ellos sabían perfectamente lo que estaban comprando y el verdadero valor que tenía. Y sabían que no era mío", sostiene.

"Es paradojal, no quería seguir viviendo una vida que giraba en torno a él, y terminé viviendo de él", dice. Además, declara que se había distanciado completamente de su padre durante sus últimos años de vida, que lo vio por última vez en 2016 y que se enteró de su muerte a través de una amiga en México.

"Mi papá lo quería todo, el Nobel, los premios, las casas, las mujeres, sus ansias eran infinitas", cuenta. "Una vez tuve una polola que me confesó: 'le di un beso a tu papá'. Ella no me preocupó, se tomaba y regalaba los besos a la ligera. Lo peor fue cuando mi papá me preguntaba: ¿Y cuando viene a vernos esa chiquilla tan encachada?", agrega.

Finalmente, se refiere a las peleas entre hermanos que se ha generado a raíz de la repartición de los bienes del antipoeta: "Somos 6 hermanos pero tenemos mucha diferencia de edad y de vida".
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