NUEVA YORK.- Madonna, Rihanna y Amal Clooney despertaron anoche gritos de admiración en la célebre gala del Museo Metropolitano, que reúne cada año a la crema y nata de la élite neoyorquina y a las mayores estrellas de la moda, el cine, la música y la televisión estadounidenses.
Cada año la gala se inspira en una exposición paralela en el Met, y este año el tema escogido fue la relación entre la moda y el imaginario católico.
Hubo vestidos con pedrería bordada como vitrales, mitras papales, halos angelicales y coronas virginales en las cabezas, alas de ángel -como las de dos metros que la cantante Katy Perry llevó sobre su minivestido dorado de Versace-, vestidos-armaduras a la Juana de Arco como el de la modelo Zendaya, mucho blanco, negro, dorado y púrpura cardenal. Y cruces por doquier, claro.
Madonna, la más esperada
Madonna, la exrebelde de 59 años cuya canción "Like a Virgin" de 1989 se tornó en un clásico, era quizás la invitada más esperada.
Entró de la mano de Jean-Paul Gaultier y llevaba el pelo en dos trenzas, con una corona de cruces, espléndida en una de sus creaciones, un gran vestido negro con transparencias que formaban una cruz en su torso, con un ramo de rosas totalmente negras y un velo calado sobre el rostro.
La gala, que se celebra el primer lunes de mayo de cada año, está abierta solo a invitados que pagan 30.000 dólares cada uno -o 275.000 por una mesa entera- y su meta es recaudar fondos para el Costume Institute, el espacio del Met dedicado a la moda.
La papisa de la moda Anna Wintour, la jefa de redacción de Vogue, la ha transformado desde que asumió sus riendas en 1999, logrando recaudar desde entonces 150 millones de dólares. Solo el año pasado recaudó 12 millones de dólares, según la prensa local.
Este año, la británica Wintour co-presidió el evento junto a la cantante Rihanna, la diseñadora italiana Donatella Versace y la abogada internacional de derechos humanos Amal Clooney, que vistió una creación del británico Richard Quinn: pantalones azules y un espectacular body y voluminosa falda de un material similar al aluminio, estampado con grandes flores.
Rihanna, la arriesgada
Otra gran estrella de la noche fue Rihanna, que siempre arriesga en la Met Gala. La famosa protagonista de la próxima película Ocean 8 -un atraco que se desarrolla en el Met- escogió un minivestido plateado y una capa haciendo juego, totalmente cubiertos de bordados y pedrerías de Maison Margiela Artisanal por John Galliano, con una mitra papal y cruz al cuello.
En 2017 Rihanna ya asombró con un vestido de la diseñadora homenajeada, la japonesa Rei Kawakubo.
Y en 2015 provocó con un vestido de la diseñadora china Guo Pei con una capa de piel amarilla y gigantesca cola redonda que se tornó viral y fue comparado en las redes sociales con un omelette, una tortilla o una pizza.
La cantante Jennifer López, que con su novio Alex "A-Rod" Rodríguez se han convertido en la pareja de moda, vistió un ajustado vestido Balmain con piedras bordadas y plumas y con un crucifijo de mosaicos gigantesco en el frente.
Y Sarah Jessica Parker, la protagonista de la legendaria serie "Sex and the City", dejó a todos boquiabiertos con un barroco vestido Dolce & Gabbana de brocado dorado con corazones rojos, una larga cola digna de un altar y una enorme mitra como tocado que algunos compararon con una jaula de pájaros.
No todos están conformes con la nueva exposición del Costume Institute del Met, "Cuerpos celestiales: La moda y el imaginario católico" que se abre al público este jueves. Un pequeño grupo de católicos conservadores protestaron este lunes cerca de la entrada al museo, cantando el Ave María.
Pero en la alfombra roja, todos derrochaban sonrisas y se mostraban en sus mejores galas, como para ir a una extravagante misa dominical. El rapero 2 Chainz aprovechó la ocasión para arrodillarse en las escaleras del Met y pedir matrimonio a su pareja Kesha Ward.