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Hernán Rivera Letelier, escritor: "Ya tengo listo mi epitafio"

Su nueva novela "El hombre que miraba al cielo" es, al mismo tiempo, un homenaje al firmamento del norte chileno. "Si no me hubiese criado en el desierto, no hubiese sido escritor", asegura el autor.

20 de Mayo de 2018 | 08:20 | Por Constanza Troncoso M., Emol.
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Hernán Rivera Letelier, de 67 años, acaba de lanzar "El hombre que miraba el cielo".

Archivo El Mercurio
SANTIAGO.- "Fue un lunes de aluminio -los lunes son de alumnio- cuando la figura del hombre apareció entre la gente. Se paró en una esquina del paseo Prat, alzó la cabeza y se puso a mirar al cielo. Eso fue todo. Era mediodía. El paseo, como siempre a esa hora, desbordaba de gente (...) sin embargo, nadie podía decir qué anunciaba el hombre que apareció aquel lunes en la esquina más concurrida. O qué vendía. O qué regalaba. Ni siquiera si anunciaba o vendía o regalaba algo. Lo único que hacía era mirar el cielo. Nada más".

Aquel enigmático hombre, de quien "si se tuviera que adivinar su edad, se tendría que decir que estaba entre los sesenta y la eternidad", es el personaje central de "El hombre que miraba al cielo" (Alfaguara, $12.000), la nueva novela de Hernán Rivera Letelier.

"Viví 45 años en pleno desierto y me convertí en un adorador del cielo, ese cielo que ahí chorrea por los cuatro costados. Me quedé muchas noches asombrado mirando al cielo, y muchos días. Eso me subyugó para siempre a ese paisaje", explica Rivera Letelier quien asegura a Emol que esta novela es, al mismo tiempo, un homenaje al firmamento del norte chileno.

"Considero que si no me hubiese criado en el desierto, no sería escritor", sostiene. "Para ser escritor hay que acostumbrarse a estar solo y el desierto me enseñó a estar solo. Es más, me convertí en un adicto a la soledad y el silencio. Todos los días permanezco 1 o 2 horas completamente solo. Eso me lo entregó el desierto", asegura.

Un artista que dibuja con tizas en el pavimento y una malabarista de semáforos, también habitan en esta historia, que arranca en la ciudad de Antofagasta y recorre paisajes nortinos como el Valle de la Luna, Calama y San Pedro de Atacama. Este par de jóvenes acompañarán al "Mirador" del cielo en un viaje que para algunos será iniciático y para otros, será terminal. En el camino, se cruzarán con los recuerdos de un doloroso asesinato, mucha arena y por supuesto, el enorme cielo azul.

Hernán Rivera Letelier explica a Emol su amor por Antofagasta.

- "El hombre que miraba al cielo" es su octava novela en los últimos ocho años. ¿Publica un libro anualmente por contrato o por opción propia?

- "Los demás escritores encuentran poco serio escribir un libro al año, dicen que parezco conejo", ríe. "Pero yo me levanto y quedo libre para escribir, todos los días escribo algo. La diferencia está en que a mí me gusta escribir y a ellos les gusta ser escritores. Mientras ellos dictan charlas en universidades, yo estoy escribiendo. Mientras dan entrevistas en la televisión, yo ya publiqué. Me dedico para que el lector disfrute de la escritura, ojalá se devuelva para leer una escena que le gustó o un adjetivo que le quedó dando vueltas".

- ¿Cómo es que le quedan ideas para seguir escribiendo después de casi una veintena de obras?

- "Las historias y los personajes me llegan solos. La única vez que tuve una sequía de ideas me duró tres semanas. Estaba vuelto loco. Un día llegué a la casa y dije, 'que nadie me moleste, voy a trabajar'. Me senté en el sillón frente a una pared blanca y quince minutos después empecé a escribir 'Historia de amor con hombre bailando'. Si algún día se me acaban las ideas, pienso hacer una novela donde se junten todos mis personajes. Solo en 'La Reina Isabel cantaba rancheras' hay cerca de 50".

- Muchos esperan que algún día se haga acreedor del Premio Nacional de Literatura. ¿Cómo ve sus posibilidades?

- "Mis posibilidades son nulas", dice entre risas. "No tengo estudios, ni pitutos y soy de región. Este año me van a postular de nuevo desde Antofagasta; yo lo acepto más que nada como un saludo a la bandera".

¿Le gustaría, que llegada la hora, lo enterraran en Antofagasta tal como a Nicanor Parra en Las Cruces? ¿O todavía no ha pensado en eso?

- "A esta edad uno ya empieza a pensar en la muerte. Sí, me encantaría poder descansar en el patio de mi casa. Lo que puedo decir es que si muero mañana, ya tengo listo mi epitafio, el que espero siga vigente si muero en 20 años más. Es lo que todo escritor desearía y dice así: 'Aquí yace Hernán Rivera Letelier, murió antes que su obra'".
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